Romain
Rolland
" Desde el comienzo, la vida se le aparecía como un
combate triste y brutal. Se sentía incapaz de conquistar a una mujer. Un hombre
así estaba condenado a ser una víctima cándida del amor, y lo fue. Se enamoraba
locamente, sin cesar, y soñaba romances que al punto lo defraudaban, con la
consiguiente amargura y sufrimiento. En estas alternativas de amor y de
orgullosa rebeldía es donde hay que buscar el más fecundo manantial de su
inspiración, hasta aquellos años en que el ardor de su naturaleza se encalma en
una melancólica resignación. Desde esta sima de tristeza, exaltará a la
alegría. Era la única ilusión de su vida. Dudó, y pensó, sin decidirse, durante
varios años; y tantas veces como retomaba el proyecto, lo abandonaba,
arrastrado sin cesar por el torbellino de sus pasiones y de sus melancolías.
"
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