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En esta lección inaugural con ocasión de su ingreso en el
Collége de France, en 1982, Pierre Bourdieu impartió una suerte de metalección
(«lección sobre la lección inaugural de sociología consagrada a la sociología
de la lección inaugural») en la que dejó muy clara su noción de la sociología :
no una ciencia descriptiva de la sociedad, sino una interrogación acerca de la
«violencia simbólica» con que se «trata de imponer la verdad parcial de un
grupo como la verdad de las relaciones objetivas entre los grupos». Así, la
sociología es, ella misma, objeto de su propia labor de investigación: «en la
sociología, tal como yo la concibo, todas las proposiciones que esta ciencia
enuncia pueden y deben aplicarse al sujeto que hace la ciencia» . Para
Bourdieu, el sociólogo es una especie de policía del capital simbólico, que
permanece atento a los engaños que la cultura establecida siempre querrá
imponer; por eso su labor no puede no ser política: se tratará de detectar en
qué momento el racismo, la demagogia o el populismo aparecen en el discurso del
periodista, del ministro, del libro de texto. En este sentido, Bourdieu rinde
homenaje a Marx, «fundador de la sociología del conocimiento», y a Foucault,
quien forma parte de «la gran tradición de epistemología histórica», de la que
también participa Canguilhem. Bourdieu agrega, en esa senda, que «no hay
crítica epistemológica sin crítica social». Un texto que puede ser una
excelente introducción a la obra de Bourdieu y también, para los iniciados, un
documento histórico a la par que un interesante resumen de las ideas esenciales
del autor a mediados de su carrera intelectual.