"La indiferencia es el peso muerto de la historia. La
indiferencia opera potentemente en la historia. Opera pasivamente, pero opera.
Es la fatalidad; aquello con que no se puede contar. Tuerce programas, y
arruina los planes mejor concebidos. Es la materia bruta desbaratadora de la
inteligencia. Lo que sucede, el mal que se abate sobre todos, acontece porque
la masa de los hombres abdica de su voluntad, permite la promulgación de leyes,
que sólo la revuelta podrá derogar; consiente el acceso al poder de hombres,
que sólo un amotinamiento conseguirá luego derrocar. La masa ignora por
despreocupación; y entonces parece cosa de la fatalidad que todo y a todos
atropella: al que consiente, lo mismo que al que disiente, al que sabía, lo
mismo que al que no sabía, al activo, lo mismo que al indiferente. Algunos
lloriquean piadosamente, otros blasfeman obscenamente, pero nadie o muy pocos
se preguntan: ¿si hubiera tratado de hacer valer mi voluntad, habría pasado lo
que ha pasado?"
Antonio Gramsci. Revista-Escrituras
Aneconómicas