(Romildo Risso/Atahualpa Yupanqui)
Hay un aromo nacido
en la grieta de una piedra.
Parece que la rompió
pa’ salir de adentro de ella.
Está en un alto pela’o,
no tiene ni un yuyo cerca,
Viéndolo solo y florido
Tuito el monte lo envidea.
Lo miran a la distancia
árboles y enredaderas,
diciéndose con rencor:
“¡Pa uno solo, cuánta tierra!”
En oro le ofrece al sol
pagar la luz que le presta.
Y como tiene de más,
puña’os por el suelo siembra.
Salud, plata y alegría,
tuito al aromo, la suebra
Asegún ven los demás
dende el lugar que lo observan.
Pero hay que dir y fijarse
como lo estruja la piedra.
Fijarse que es un martirio
la vida que le envidean.
Que en ese rajón, el árbol nació
por su mala estrella.
y en vez de morirse triste
se hace flores de sus penas…
Como no tiene reparo,
todos los vientos le pegan.
Las heladas lo castigan
L’agua pasa y no se queda.
Ansina vive el aromo
sin que ninguno lo sepa.
Con su poquito de orgullo
porque es justo que lo tenga.
Pero con l’alma tan linda
que no le brota una queja.
Que en vez de morirse triste
se hace flores de sus penas.
¡Eso habrían de envidiarle
los otros, si lo supieran!