29 de diciembre de 2013 Alexéi Mijéiev, para Rusia Hoy
El brindis es uno de los atributos omnipresentes en las
mesas rusas. En ocasiones oficiales se pronuncian en serio, pero en una fiesta
entre amigos a menudo adquieren un matiz irónico.
Existe la creencia de que los rusos, cuando beben, se dicen:
Na zdorovie! (¡Salud!). Esto no es del todo cierto. Cuando los rusos alzan sus
copas suelen decir: Vashe zdorovie! (¡A su salud!) o Tvoió zdorovie! (¡A tu
salud!). Aunque esto no es un brindis en el sentido estricto de la palabra. El
brindis tradicional tiene una estructura más extensa: en la primera parte se
cuenta una pequeña historia y en la segunda se saca una conclusión cómica o
paradójica, tras lo cual se invita a beber.
El protagonista de la comedia soviética de los años 60
Kavkazskaya plénnitsa (La prisionera del Cáucaso), el joven experto en folclore
Shurik, viaja al Cáucaso para recoger relatos, leyendas y brindis locales, y
cada caucásico que se encuentra por el camino le propone que escriba su
brindis.
Por ejemplo: “Mi bisabuelo dice: tengo el deseo de comprar
una casa, pero no tengo la posibilidad; tengo la posibilidad de comprar una
cabra, pero no tengo el deseo. ¡De modo que bebamos para que nuestros deseos
coincidan con nuestras posibilidades!”.
Cada brindis va acompañado de un vaso a rebosar de vino, ¡y
es que “un brindis sin vino es como una boda sin novia”! Generalmente, estos
largos brindis terminan así: “Y cuando toda la bandada comenzó a migrar al sur
para pasar el invierno, un pequeño pero orgulloso pájaro dijo: 'Yo volaré
directamente al sol'. Comenzó a volar cada vez más alto, pero de tanto subir se
quemó un ala y cayó en picado hasta el fondo de un profundo desfiladero. ¡De
modo que bebamos para que ninguno de nosotros, no importa lo alto que vuele,
jamás se separe de la bandada!”, tras lo cual Shurik, totalmente borracho,
comienza a llorar.
“¿Qué te pasa, amigo?”, le preguntan sus anfitriones
preocupados. “¡Me da lástima del pájaro!”, responde Shurik entre lágrimas. Y
esta frase, “lástima del pájaro”, se ha convertido en un dicho popular para
mitigar el patetismo excesivo en una situación concreta.
En los banquetes rituales generalmente se proponen varios
brindis estándar. En un aniversario el primer brindis se pronuncia en honor a
la persona que cumple años (con deseos de salud, éxitos y una larga vida), y el
segundo brindis en honor a sus padres.
En una boda, el primer brindis es: “¡Que los novios sean
felices!”, y más adelante, durante todo el banquete, una y otra vez se grita
Gorko! (¡Amargo!). Este brindis tan breve significa (en broma) que la comida
que les han servido está amarga. Para hacer que sea más dulce, los novios se
levantan y se dan un largo beso, y los invitados cuentan su duración a coro: “Uno,
dos, tres, cuatro, cinco…”, tras lo cual, cuando finaliza el beso, todos alzan
su copa.
En las comidas de exequias, la primera parte del brindis
contiene generalmente un recuerdo de algún momento conmovedor y memorable de la
vida del difunto, y el brindis acaba con las palabras “eterno recuerdo” o “que
descanse en paz”. Generalmente, cuando se bebe por las personas difuntas (no
sólo en los funerales) no se hacen chocar los vasos.
Las comidas que no tienen un motivo en particular,
organizadas únicamente por pasar el tiempo en compañía, también tienen algunos
brindis estándar. En el primer brindis se suele decir Za vstrechu! (¡Por la
velada!) o So svidanitsem! (¡Por el encuentro!). Para que la gente se libere
todavía más, vuelven a beber rápidamente, diciendo: “¡Entre el primero y el
segundo, el descanso es breve!”. Las siguientes rondas van acompañadas de
breves comentarios como “¡Allá vamos!”, “¡A por ello!”.
Blog: la lengua rusa en doble sentido
En algún momento hacia la mitad de la fiesta surge el
brindis “¡Por las bellas damas!” (Variante: “¡Por las bellas damas aquí
presentes!”). En ese momento, alguien suele comentar que los verdaderos hombres
deben beber por las damas de pie, - tras lo cual, todos los hombres beben sus
copas de pie (y de un trago).
Antiguamente se consideraba de buen gusto (y especial
gallardía) beber después de cada brindis todo el vaso de golpe, aunque en la
actualidad en las fiestas rusas se considera más bien de mal gusto. No
obstante, si hay algún vaso a medias antes de cada brindis se rellena hasta
arriba, a esto se le llama “refrescar el vaso”.
Otra fórmula estándar de brindar es la fórmula irónica Za
sbychu mecht! (¡Por que los sueños se cumplan!). Literalmente implica el deseo
de que se cumplan los sueños, pero su extraña construcción, que no cumple las
leyes sintácticas, es una parodia de los lemas propagandísticos soviéticos.
Tras la adaptación a finales de los años 80 de la novela de
Mijaíl Bulgákov Corazón de perro, adquirió gran popularidad el absurdo brindis
pronunciado por su protagonista, Sharikov: “¡Deseo que todo!”. Esta fórmula
incompleta y sin sentido pone de manifiesto el carácter ritual de los brindis.
Uno de los personajes de otra película soviética, Lluvia de
julio, pronuncia en su brindis la frase
“¡Que vaya bien!”. “¿Significa eso ‘Hasta la vista’?”, le pregunta sorprendida
la mujer que se sienta a su lado. “No, - responde él. – Significa solamente
‘¡que vaya bien!’” (El juego de palabras consiste en que la fórmula “¡Que vaya
bien!” se utiliza realmente como una forma de despedida).
Y en la última invitación a beber para los huéspedes que se
disponen a irse a casa se dice Na pososhok! (literalmente “¡Para el bastón!”,
significa “para el camino”). Antiguamente los viajeros iban a pie apoyándose en
un bastón al que se llamaba posoj, y con la expresión “para el posohok” (forma
diminutiva de “posoj”) se desea un buen viaje.