Y con los pies
por delante llevo,
al ritmo de la música
del himno español.
Y en el casco de entierro
no brilla el sol,
lo tapan guardias civiles, militares
y el ministro del Interior.
¡Ay qué asco!
Morir de un atentado acribillado en este país de asco.
Y por mal hijo,
si hubieras hecho caso a tu familia cuando te decía:
Nunca te hagas policía.
¿Cómo pudiste hacerle esto a la sangre de tu sangre?
Pobre mamá...
Y al borracho de tu tío y a tu padre el asesino,
y a la loca de tu abuelita cuando te decía:
Nunca te hagas policía.
Y conste que te avisamos
del riesgo que corría este trabajo,
jodiendo el mundo a porrazos.
Y por olvidar quién eres,
de quién eres, por llevar uniforme
mientras tu gente se pudre.
Y el invierno en una celda,
y el otoño en las mazmorras,
y el verano en las galeras,
pero libre por primavera…
(Albert Pla)