11 de febrero de 2014 Yaroslav Butakov, File.rf
Hace 100 años comenzó la Primera Guerra Mundial. Para muchos
sigue siendo la Guerra Desconocida, aunque en 1914 se la conocía también en
Rusia como la Guerra Patria.
La guerra desconocida, 1914-1945
Fuente: RIa Novosti
En Rusia buena parte de la conciencia colectiva la considera
una guerra desprovista de sentido; engendró la Revolución y supuso una pérdida
de territorio. ¿Es, por tanto, necesario recordarla? Sí, lo es. Aunque solo sea
porque cerca de dos millones de rusos sucumbieron en los campos de batalla de
esta Primera Guerra Mundial.
“En este momento no solo tenemos la obligación de defender
nuestro país, injustamente agraviado, sino que también debemos proteger el
honor, la dignidad y la integridad de Rusia, así como su posición entre las
grandes potencias del mundo…”, declaró el 20 de julio (2 de agosto según el
calendario juliano que se utilizaba entonces en el país eslavo) de 1914 el zar
Nicolás II en un manifiesto publicado al día siguiente de que Alemania
declarara la guerra a Rusia.
Proteger el honor, la dignidad y la integridad. No son
palabras vacías. La agresión de la Alemania imperial a Rusia fue, sin duda, un
hecho histórico. El desmembramiento de Rusia fue fraguado por los
pangermanistas ya en los años 80 del siglo XIX.
En 1914, el káiser Guillermo II recibió un memorándum que
sugería la ‘limpieza’ de los países Bálticos, Bielorrusia y el territorio de la
entonces conocida como Gran Rusia (Velíkaya Rus en ruso) desde la línea de
Petrogrado-Smolensk hacia el oeste para el asentamiento de alemanes en esas
tierras.
En verano de 1915, se celebró un congreso en Berlín en el
que 1.347 profesores alemanes firmaron otro memorándum que sostenía que todo el
territorio al oeste del Volga debía quedar bajo colonización alemana. El
ejército ruso, por tanto, combatió en aquella guerra principalmente por la
libertad y la independencia de su patria.
En su día, nada menos que Winston Churchill se sintió en la
obligación de recordar a los ciudadanos del Imperio británico y a los
estadounidenses la contribución de Rusia en la victoria de la Triple Entente. A
principios de los años 30, se recopilaron varios fragmentos de toda su obra en
un libro dedicado a la Primera Guerra Mundial bajo el título La guerra
desconocida: el frente occidental. El nombre fue muy acertado... desconocida.
En Francia, por ejemplo, hay un monumento a los soldados de
las brigadas especiales rusas. Pero en Grecia y en Macedonia, donde las
brigadas especiales rusas también combatieron como parte de las fuerzas aliadas
multinacionales, sigue sin haber ningún recordatorio. En general, las proezas
de los soldados rusos en los Balcanes entre 1916 y 1918 no han sido
inmortalizadas.
De los rusos que perdieron la vida en los campos de batallas
de Francia se ha filmado alguna película y se han escrito numerosos libros;
sobre las tropas rusas del Frente de Salónica no hay más que dos o tres
artículos.
En Turquía, en el extremo de la península de Galípoli — a la
entrada de Dardanelos—, donde tuvo lugar en 1915 una de las batallas más
conocidas de la Primera Guerra Mundial, se erigió aún en tiempos de Kemal
Atatürk un enorme complejo en memoria de los soldados turcos y británicos.
En uno de sus monumentos se puede leer la siguiente frase:
“Descansen en paz. A todos los John y los Mehmed sin distinción; ambos yacen
juntos en nuestro país”. Qué impide levantar monumentos similares en aquellos
lugares donde se libraron las mayores batallas entre los ejércitos de Rusia y
Turquía en la Primera Guerra Mundial: lugares como Sarighamish, Erzurum, Trebisonda
o Erzincan.
Para Rusia el fin de la guerra no llegó con la firma del
tratado de paz de Brest, sino que continuó posteriormente. En invierno de 1918
y 1919, las tropas soviéticas regresaron a las fronteras occidentales del
antiguo Imperio ruso. De hecho, la guerra con Polonia de 1920 también cumple
todos los requisitos para ser considerada como continuación de la Primera
Guerra Mundial.
Si se contempla a una escala mayor, toda esta guerra se
podría considerar simplemente como la primera fase de la Gran Guerra Patria de
los 30 años, de 1914 a 1945 (Gran Guerra Patria es el nombre con el que se
conoce comúnmente a la Segunda Guerra Mundial en Rusia).
De esos 32 años, a Rusia le corresponden 14 años de
importantes guerras externas y, si a estas se le suman las guerras locales, en
total fueron 22 años de contiendas. Solo en 1925 se marcharon los últimos
invasores del territorio ruso (los japoneses del norte de Sajalín); en 1929,
sin embargo, tuvo lugar un conflicto en la línea transmanchuriana (rama del
transiberiano que une Rusia con China); y en 1937 volvieron los conflictos con
Japón en el Extremo Oriente (el incidente de Blagovéshchensk). Después llegaron
los acontecimientos que todos conocemos y que se prolongaron hasta el año 1945.
La denominación de Guerra Patria alude a que no se trató de
una guerra librada para la conquista de tierras extranjeras, sino para la de la
independencia nacional.
Yaroslav
Butakov, doctorando en Historia.
Artículo publicado originalmente en ruso en File-RF.