Mira que lo he intentado. No acierto a comprender
tantas cosas. No entran por los párpados,
no caben por el ojo de la aguja, ni por
el agujerito donde un día viste el mar
desnudo de la infancia. No acierto ni a la de
una, ni a la de dos ni a la de tres por mucho
que dibujes, escribas, parpadees o invoques.
Es mejor no seguir intentándolo, dejo
mi llave en el felpudo por si vuelves a ver
mañana los mismos escorpiones que decías.
©Antonio Arroyo Silva
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