quarta-feira, 19 de setembro de 2018

Sobre el Arte


Laura Delgado

by Juan Zapato

“El amor, como el arte no tiene límites en sí mismo, pero encuentra en el hombre grados infinitos. Siempre la elección, la búsqueda: allí está el campo de batalla de las fuerzas... Es porque la elección es la ley de la vida, y cuanto más grande es el espíritu del hombre, más libertad de acción tiene y más está en condiciones de dirigirla a su voluntad.”  Bourdelle

lauradelgadoEn la actualidad, atendemos a un creciente enceguecimiento cuyo objetivo final parece ser la industrialización de la “no mirada”. Detenerse a contemplar, parece hoy una experiencia inhóspita a la que solo algunos arriesgados se animan a adentrarse.
En los tiempos que corren, se manifiesta una prioridad de la llegada por sobre la del trayecto, donde el tiempo se reduce a la nada y nos coloca en un vacío sideral.

En este contexto sociocultural, mi  trabajo diario  se dirige a una revalorización de la mirada, del silencio elocuente, de la contemplación gozosa, de la reflexión posterior…

El artista es un investigador cuyo camino lo obliga a mirarse a sí mismo para indagar en la verdad de las cosas. Es un deseo inagotable el motor que empuja diariamente a atacar las mismas angustias y movilizar el trabajo que inevitablemente deviene luego en epifanías plásticas.

Ensayo y error constante, encuentro lúdico con el material, resistencia del soporte, intuición, conocimiento, y por qué no, una curiosidad inocente y hasta ingenua, son algunas de las sensaciones que advierte el artista a la hora del trabajo. Cada vez, como si fuera la primera, el encuentro con la tela en blanco abre paso a la expectativa, la incertidumbre y la angustia. Este silencio previo, de absoluta y cruda soledad preanuncia la insipiente batalla. Horas después, la contienda se desarrolla entre manchas, gestos y estudios compositivos que evidencian la tensión reinante. Median la metáfora, la búsqueda del nudo poético, la omisión de lo obvio frente a la aparición de lo esencial y la sorpresa frente al proceso creativo.

Claramente, la tela ya no será la misma que al comienzo y en esta metamorfosis  inevitable, muta también el artista.

Tras las puertas del taller la obra espera ser contemplada,  y ya autónoma,  se expone frente a ojos ajenos para completar el ciclo necesario. Es allí donde se cierra el proceso y comienza lo que será el silencio del espectador, la contemplación y su  consecuente introspección.

El arte no debe responder a elites de privilegio o volverse inentendible; lejos de las modas actuales que estimulan esto, entiendo que un pueblo sin cultura es un pueblo sin proyecciones futuras que limita su desarrollo y potencial. Y que el Arte es la expresión universal del hombre, que desde tiempos remotos, lo ha acompañado a lo largo de la historia.
Mi deseo se hace causa promoviendo el enriquecimiento interior, fomentando la escucha y la mirada, abriendo a la emoción y aspirando, desde el saber, a una mayor libertad individual y colectiva.


               

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