(de origen y fin incierto).
uno. femenino.
Nudo en llanto, desatado
en el extremo. Obligado a doblarse,
a des-ser, mordaza en sangre.
Sirve para enganchar o ceñir
el cebo de Occidente,
una carnada de rabia,
la espada de Israel
y suspenderlas luego desde ninguna parte.
dos. femenino.
Circundar el alambre,
abrirse las manos, caminar
el polvo hasta alcanzar
el templo o despacho
o como se llame
el lugar donde el Hombre del Lobby
aventa cenizas
de la Zarza Ardiente.
Enmarcar el albarán de su misil.
tres. femenino.
Pájaro negro que al surcar
la Franja esta noche
y me despierta
y me dice su graznido
que ha llovido metralla,
que a tanto el kilo de paloma blanca,
que mi silencio mata.
Quise llegar hasta tu puerta, Palestina.
A devolverte mi calma vengo.
Carmen Camacho
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