Si muero joven; si el dolor me mata
y en la terrible fosa me derrumba,
te ruego que no vayas, dulce ingrata,
con otro amante a visitar mi tumba;
porque al sentir vuestros iguales pasos
romper la paz que para siempre anhelo,
levantaré los descarnados brazos
para pedirle que me vengue al cielo.
del
hondureño Juan Ramón Molina (1875-1908)
Biblioteca Digital Ciudad Seva
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