Por seguir tras de su huella
yo bebí incansablemente
en mi copa de dolor,
pero nadie comprendía
que si todo yo lo daba,
en cada vuelta dejaba
pedazos de corazón.
Ahora solo (triste) en la pendiente,
solitario y ya vencido
yo me quiero confesar:
Si aquella boca mentía
el amor que me ofrecía,
por aquellos ojos brujos
yo habría dado siempre más...
Gardel
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