Si el trueno se llamase seda dejaría de ser trueno
si horror pronunciase con ternura
no espantaría ni olería a penumbra.
Si el pez dejara de ser pez para llamarse roca
no sería la luz del agua
ni delicadeza errante de las olas dormidas,
pero si al hombre lo llamásemos averno, orfandad, desidia
sería la ira, el odio, el olvido
la muerte que convoca la guerra
la falacia de Caín, el genocídio.
Llamémoslo árbol, pájaro,
o tan solo mentémoslo como animal
así su candidez salvaje alegraría la tierra
y sus onomatopeyas colmarían de sonido verde la noche.
Llamémoslo agua, aire o simplemente niño
así su imortal ternura nos legaría dinosaurios azules
demonios cariñosos, alegres lágrimas, enamoradas brujas.
Finalmente, a la humanidad llamémosle Gloria, Gloria Kirinus
porque sua palabra sideral
su rostro que canta y encanta
aviva el síntoma de la poesía.
Rowny Pulgar Noboa.
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