de Aurora Luque
El deseo: nefasta construcción, sin indicios de
habitabilidad, que se levanta dentro del cuerpo sin cimientos previos. (¿Quién
podía intuir tantos solares aptos y replegados?)
El deseo: laberinto con una instalación de alarmas que
traicionan.
El deseo: laberinto enmarañándose desde un roce de lenguas
hasta un mar que inunda islas.
Insiste el laberinto. Luces impenetrables y un sopor
amarillo van cegando los corredores. No hay monstruo más hermoso que el amor
acosado.
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