[Sabemos gracias a Bataille que la sexualidad (el
"erotismo de los cuerpos") es una de las formas de alcanzar el
éxtasis. En verdad, Bataille distingue tres modos de disolver la mónada
individual y recuperar cierta indistinción originaria de la fusión: la orgía,
el amor, lo sagrado. En la orgía se llegaba a la disolución de los cuerpos,
pero éstos se restauraban rápidamente e instauraban el colmo del egoísmo, el
vacío que producen en su gimnasia perversa resulta ocupado por el personalismo
obsceno del puro cuerpo (cuerpo sin expresión, o, mejor, cuerpo que es su
propia expresión, o al menos lo intenta...). En el sentimentalismo del amor, en
cambio, la salida de si es más duradera, el otro permanece tejiendo una capita
que resiste al tiempo en el embargo de la sublimación erótica. Pero sólo en la
disolución del cuerpo en lo cósmico (o sea, en lo sagrado) es que se da el
éxtasis total, la salida de sí definitiva.]
Néstor Perlongher
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