quinta-feira, 1 de novembro de 2012



La cosa más estúpida que alguien puede preguntar es: ¿Cómo puedes decir que me amas si no me conoces? El amor no es esa mermelada espesa que se forma durante los encuentros sucesivos y las estrategias de seducción y las afinidades e intereses mutuos. Ese tipo de relación funcional que deriva en aproximación, atracción, sexo, compromiso, relación libre, complicada, matrimonio... no es y nunca será amor. Idiotas, el amor es la percepción del otro a través de la necesidad conceptual, del instinto y la ensoñación. Sé que amo a una chica porque la he soñado mil veces, la he imaginado e inventado. Soy un hombre apasionado en mi visión de la mujer y del lenguaje, pero jamás he buscado a una chica por sexo sino por una necesidad salvaje de comunicarme. Busco en la mujer trascender ese tipo de conocimiento funcional hecho de fechas y facturas, de cenas y filas ante el cinema. Tengo una mente poderosa y sutil, hecha en el de
lirio y el desenfreno de mil noches y mil vidas. Mi sexo es parte de mi lenguaje, un sortilegio y un regalo maravilloso. No busco sexo en una chica, se lo doy. Soy el amo absoluto de mi alma y mi cuerpo, conozco de forma minuciosa mis sensaciones. Los macacos ven en la mujer un objeto, un proyecto, un trofeo. Para mí una chica es el espacio de mis enigmas, el laberinto de mis soledades, el fin de los esquemas. Soy alto, fuerte, capaz de poner tus huesos uno a uno en el lugar justo, de darle a tu alma algo inolvidable y abrir tu mente más allá de ti misma. Si para algo existe el amor es para anular las razones y destruir los pactos. Pero los macacos y sus macacas ven en el amor la celda del deseo y la tumba de la aventura. Viven de pactos, lánguidas fidelidades y vacías traiciones. Si conocerse fuera una condición del amor el mundo se reduciría a información y psicoanálisis. El pensamiento, el arte, los marcianos, las frutas exóticas, el olor de la madera recién cortada, el blues y tantas otras maravillas no tendrían sentido. Uno ama en la humanidad del otro no en su documento de identidad, uno ama en la fascinación de lo que desconoce no en la forma de un culo o la dimensión de unas tetas. Uno ama en una sonrisa no en la fricción de una tripa. A los seis años perdí a mi padre, el dolor de su ausencia irreparable fue llenando mi mente de chicas. Las he inventado desde entonces, las he dibujado en mi mente como complejas y dulces sensaciones y las he amado. Me basta percibirlas, sentir un olor para saber que están allí. Sé que te amo niña idiota porque te amaba antes de pertenecer a la tierra, antes del deseo y lo haré diez segundos después de mi muerte, Te he amado con la ferocidad del destino. Conocerte puede ser una casualidad o un incidente, amarte ha sido y es mi forma de estar en el mundo.


 Efraim Medina Reyes

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