Sabemos demasiado bien
que la vida pasa
que nada queda.
Es posible que alguien nos acuse
sin causa
y sin prisa.
Es posible que alguien
nos haga sentir
indefensos seres
de alas quebradas.
Aquí estoy
ante la cruz
que forman tus ojos y tu sexo.
Sabemos
que pensás algo cruel...
La pausa entre día y día
me resulta difícil
sin saber donde quedó
el espacio que habitaba
la inocencia.
ALICIA GALLEGOS
Buenos Aires (Argentina)
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