Marcelo Varnoux Garay
cientista político
Si eventualmente los resultados del Sí y el No a la reforma
parcial de la CPE son ajustados, la distorsión del padrón electoral podría
inclinar la balanza en favor, por supuesto, del oficialismo.
No cabe duda que los vocales del anterior Tribunal Supremo
Electoral protagonizaron un papel de
fundamental importancia para los objetivos políticos del oficialismo. La
circular 071 de diciembre de 2014, la suspensión de la candidatura de UD en el
Beni y la grosera violación del principio de preclusión en Chuquisaca
devaluaron derechos civiles y políticos fundamentales, pero consiguieron
"fraguar” resultados favorables a varios candidatos del MAS.
El daño propiciado por los exvocales a la democracia boliviana
es extenso y profundo, por lo que en algún momento tendrán que rendir cuentas
de sus actos ante la justicia.
Sobre los actuales vocales del TSE todavía se ciernen más
dudas que certezas. La sombra de una dependencia política respecto del
oficialismo no ha conseguido disiparse y la ciudadanía desconfía de su
transparencia. Hasta el momento sus actuaciones no se han orientado,
precisamente, a iniciar el proceso de reparación de los daños provocados por
sus antecesores, más al contrario, se presentan ambiguas e incluso
contradictorias.
Algunos ejemplos de lo afirmado: su presidenta defendió el
principio de preclusión por el cual los vocales departamentales de Chuquisaca
anularon más de 9.000 votos del FRI, lo que permitió la victoria del candidato
del MAS a la Gobernación en primera vuelta. Sin embargo, el proceso que ha
instaurado el TSE contra estas personas no aborda el problema de fondo
(elección irregular del gobernador masista) y las sanciones impuestas son,
prácticamente, un saludo a la bandera, ya que dejan en la impunidad la comisión
de un delito electoral según la norma.
En octubre de este año el TSE no permitió que Página Siete
publicara una encuesta que indaga el porcentaje de personas a favor de la
re-reelección de Evo Morales, aduciendo que esto implicaría una especie de
"inducción del voto”. Sin embargo, pocos días después, no se pronunció
sobre una encuesta, sobre el mismo tema, que publicó IPSOS en varios medios de
comunicación. Y así…
Al parecer, en el interior del grupo de vocales existen
tensiones y criterios contrapuestos que pueden colocar en riesgo el desempeño
del Órgano Electoral y afectar, por ejemplo, el proceso del referendo convocado
para febrero de 2016, en el que se consultará a la ciudadanía si está o no de
acuerdo con la reforma parcial de la CPE para viabilizar la re-reelección de
Morales y García Linera.
En medio de estas dudas aparecen las grandes tareas que el
TSE debe realizar para intentar recuperar la credibilidad ciudadana. La más
importante, por supuesto, es la auditoría y/o debida depuración del padrón
electoral. Sobre el particular, es preciso recordar que en 2009, cuando Antonio
Costas presidía la extinta Corte Nacional Electoral, se constituyó el padrón
biométrico con el fin de resolver un tema pendiente por años: la inflación del
padrón electoral. En ese momento, Costas indicó que la tarea estaría respaldada
por una impresionante plataforma tecnológica que podría realizar algunas de las
siguientes tareas: si usted se cambió de domicilio entre dos eventos electorales,
el sistema podría detectar esto y habilitar su nueva dirección eliminando la
antigua de forma automática. De igual forma, las personas que fallecieran
deberían ser automáticamente depuradas del padrón. En fin, el sistema parecía
destinado a resolver un problema complejo.
Pero resulta que el padrón biométrico, según expertos de la
OEA, es vulnerable a manipulaciones informáticas (hackeo) y al parecer es una
lista de nombres, fotos y huellas que no están vinculadas con los datos del
Sereci. Y es que desde 2009 nadie ha realizado una auditoría completa del
mismo, agravando el problema de la ya referida inflación del padrón electoral.
Cuando fue director del SEGIP, Antonio Costas denunció la existencia de más de
600 mil cédulas de identidad duplicadas que constituyen un verdadero riesgo en
cualquier evento electoral, ya que fácilmente pueden distorsionar el resultado
de la voluntad del pueblo (con un margen de entre 8 y 10%). ¿Qué ha hecho
Costas desde el TSE para resolver este problema?
Si eventualmente los resultados del Sí y el No a la reforma
parcial de la CPE son ajustados, la distorsión del padrón electoral podría
inclinar la balanza en favor, por supuesto, del oficialismo, ya que seguramente
habrán personas que voten dos y hasta tres veces; posiblemente también lo hagan
un número indeterminado de fallecidos. Entonces, ¿hasta dónde es cierta la
voluntad de los actuales vocales del TSE de rescatar a la institución del hoyo
en el que la han dejado los anteriores titulares?
Nos encaminamos hacia un referendo en el que el oficialismo
ha declarado que se "juega la vida”, y habrá que añadir también que los
bolivianos nos jugamos la viabilidad de nuestra "democracia”. ¿Qué
garantías ofrecen los actuales vocales del TSE para que la voluntad del pueblo se
exprese fidedignamente, sin distorsiones y/o sospechas de fraude? En términos
sencillos, los Costas, los Exenis y el resto deben demostrar al país que no son
simplemente los "mandaderos” del MAS, como fue el caso de Ovando y
compañía. Deben convencernos de que ya no juegan un rol político en la
validación y/o distorsión de la voluntad popular expresada en las urnas.
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