segunda-feira, 19 de março de 2012

Mario Vargas Llosa: “La política se ha banalizado y frivolizado”

El escritor peruano y premio Nobel de Literatura, analiza el gobierno de Sebastián Piñera y explica por qué cree que la crispación social es un problema propio de los países desarrollados. Rechaza el igualitarismo como solución al malestar y señala que “Chile es un ejemplo de que el desarrollo económico, por sí solo, no basta”.


por C. Boffil, R. Montes y H. Soto – La Tercera (Chile)

EN el living de una habitación del hotel Hyatt de Santiago, donde se aloja el escritor peruano Mario Vargas Llosa (Arequipa, 1936), el teléfono empieza a sonar insistentemente. El premio Nobel de Literatura, nervioso ante el sonido, se levanta del sillón para contestar. Sin embargo, la llamada se corta apenas toma el auricular. “Yo no contesto jamás el teléfono”, dice, entre riéndose y excusándose mientras regresa a su sitio. “Le tengo un terror supersticioso, porque solo me trae problemas. Nunca en la vida tendría celular, ¡qué horror!”.
A Vargas Llosa no le gusta la tecnología, por lo que no usa tabletas ni notebooks. “No tengo nada de eso, solamente lápiz y libreta de papel. Yo escribo mis libros a mano y después los paso a una computadora, que uso solamente como máquina de escribir”, relata el escritor. De hecho, dice que desconfía del mundo de internet: “Hace poco, una señora me escribió para felicitarme por el texto tan bonito que yo había escrito en homenaje a la mujer. Me lo envió y era una cursilería monstruosa, una huachafería, como decimos en Perú. Y estaba firmado por mí. ¿Cómo te defiendes contra eso? Llegas a perder tu identidad, se apropian de tu nombre. Es desmoralizador”.
Aterrizó el miércoles en Santiago, para participar en el homenaje que el Centro de Estudios Públicos (CEP) organizó para conmemorar el cumpleaños 80 del escritor y embajador chileno en Francia, Jorge Edwards. Les une una amistad de medio siglo, que se mantiene intacta. “Hace un mes, sin que nadie supiera, salvo Jorge, pasé un mes en París escribiendo. El Premio Nobel es una semana de cuento de hadas, pero un año de pesadilla absoluta. Te paraliza la vida y te llena de obligaciones”, relata Vargas Llosa.
En los dos últimos años ha visitado Chile en tres ocasiones. A comienzos de 2010, antes de la segunda vuelta presidencial, vino para apoyar al candidato Sebastián Piñera.
Usted tenía muchas expectativas puestas en el gobierno de Piñera. ¿Cómo se explica la crispación que se ha visto en los últimos meses en Chile?
Una de las cosas que me llamó la atención cuando vine a apoyar a Piñera fue ver que el plan de gobierno tenía como primera prioridad la política educativa. Era considerada la cuestión neurálgica para la conversión definitiva del país. Entonces, que haya surgido este conflicto me ha sorprendido mucho. Y mi impresión es que Chile está viviendo problemas que no había tenido antes y que, en buena parte, son producto de su desarrollo.
La gran paradoja es que los buenos índices económicos no se reflejan en la popularidad del gobierno ni han contribuido a apaciguar las movilizaciones sociales.
Hay que tener claro que Chile no está entrampado en un hueco, en absoluto. Es inconcebible una regresión hacia el caos allendista o la dictadura pinochetista, no veo ninguna posibilidad. El país ha dado un salto en lo que se refiere a sus instituciones democráticas y políticas económicas, y lo que importa es que esa dirección no cambie en el futuro. Al mismo tiempo, en América Latina, y por eso Chile tiene una problemática de primer mundo, hay un gran optimismo. Existe la sensación de que está saliendo adelante, de que hay oportunidades, que ha quedado atrás lo peor y que lo que viene es para mejor. Es algo que se vive en Perú, Colombia, Uruguay, Brasil e incluso en Venezuela, donde hasta hace poco parecía imposible salir de Chávez. Yo creo que no hay razones para sentirse pesimista. Incluso en Chile que, con toda la problemática que tiene, sigue creciendo.
¿A qué atribuye los problemas que ha debido enfrentar el gobierno chileno?
A la política del corto plazo. El tener que resolver los problemas del día a día provoca que los grandes lineamientos queden como obnubilados.
Tras el triunfo de Piñera, usted manifestó su esperanza de que hiciera un gobierno de centroderecha que fuera capaz de irradiar con su ejemplo a otros países de Latinoamérica. Algunos analistas tienen la impresión de que eso se frustró.
Da la impresión, desgraciadamente, pero lleva solamente dos años y queda la mitad del período para lograrlo. Es muy importante que un gobierno de centroderecha muestre que no solamente cree en la libertad, sino que tiene gran conciencia de tipo social y trabaja por la igualdad de oportunidades, que es un principio liberal básico. Mi gran esperanza era que el gobierno de Piñera reflejara, precisamente por el nivel de desarrollo que ha alcanzado, la mejor cara del liberalismo. Pero repito que quedan dos años para resucitar esa idea.
¿Habla habitualmente con el Presidente?¿Han mantenido el contacto luego de la elección?
No, no lo he visto.
¿A qué cree que responde el malestar social que se ha visto en Chile y en otros lugares del mundo?
El gran problema es que el desarrollo no se debe medir estrictamente por índices económicos, estadísticos. Es uno de los grandes errores de la concepción puramente economicista del desarrollo. Si detrás de eso no se ejercita la igualdad de oportunidades, que es un principio absolutamente fundamental de la cultura democrática, eso crea una gran frustración. La calidad de vida también es una cosa muy importante, y en eso juega un papel central la cultura, que desgraciadamente no figura en los planes de desarrollo como una prioridad para ningún gobierno, ni de derecha ni de izquierda. Algo de eso se refleja en ese malestar, desasosiego, frustración, que es una característica tan grande hoy día en diversas sociedades. Chile es un ejemplo de que el desarrollo económico, por sí solo, no basta, no es suficiente.
El analista Moisés Naím baraja la tesis de que la indignación que ha brotado en diversos lugares del mundo está gatillada por la desigualdad.
No es el igualitarismo el que resuelve los problemas. Primero, porque el igualitarismo no existe, es un mito, y crea sociedades donde algunos son mucho más iguales que otros. Lo fundamental es que la gente tenga las oportunidades para corregir la desigualdad, que inevitablemente existe, gracias a su talento y esfuerzo. Que las personas tengan la posibilidad de crecer, subir y alcanzar sus propios objetivos. En Estados Unidos ha habido desigualdad toda la vida, pero, sin embargo, el optimismo es la gran característica de la sociedad norteamericana. Los estadounidenses piensan que trabajando, rompiéndose el alma, sacrificándose, pueden llegar a la cúspide. Y hay casos inmensos de que es así, de que es verdad y cierto.
¿Sigue siendo cierto?
Eso sigue siendo cierto en la sociedad norteamericana. La europea, a medida que se ha ido modernizando, ha ido rompiendo esas estructuras rígidas que otorgan ciertos privilegios a la hora de competir. Pero nada comparable a Estados Unidos. Es cosa de observar los últimos casos de grandes millonarios estadounidenses y la mayoría ha salido de abajo. Es gente que ha aprovechado ese espacio grande que hay para inventar y crear.
El ranking de millonarios cambia mucho de una década a otra.
Hay que fijarse en lo ocurrido con Steve Jobs y cómo se ha convertido en el gran mito moderno. Su caso es típicamente norteamericano. Warren Buffett, otro mito. Bill Gates, otro. Ellos son la prueba de que existe ese margen.
Los gobiernos, entonces, según plantea, no deben focalizarse en la igualdad.
No hay que buscar una igualdad que es imposible de conseguir sin establecer un sistema de una ferocidad y un control e intervencionismo estatal que acaba con la libertad. Eso fue Rusia y eso fueron todos los países socialistas. Hay que crear una sociedad en que las desigualdades parecen obedecer a un cierto esquema de justicia, en el que realmente quienes tienen más éxito son los que alcanzan los niveles más altos de vida. Porque si el problema son las desigualdades, ¿cuál es la solución? ¿Crear la sociedad soviética? ¿Volver a China?
Quizás volver al Estado de bienestar.
Pero tienes que justificarlo. La tragedia que vive actualmente Europa es que creó unos estados de bienestar que eran completamente irreales, que no había cómo financiarlos. Eso ha generado una crisis económica espantosa, que ha aumentado las injusticias y las desigualdades. No puedes abandonar el realismo a la hora de organizar la sociedad. Y el Estado de bienestar fue una ilusión que no estaba sostenida en análisis económicos serios sobre lo posible y lo imposible. Si crees que puedes trabajar 35 horas al mes y mantener los mismos niveles de vida, y no puedes, eso te genera una enorme frustración.
Naím también plantea que el malestar mundial tiene que ver con la rebelión generalizada contra el poder, que hoy se encuentra en manos de más personas.
Si lo fuera, tendríamos que alegrarnos, ¿no? Cuánto mejor si el poder se diluye. Pero no sé si corresponde a la realidad del mundo de hoy.
Muchos atribuyen los cambios actuales a las redes sociales: la gente, al informarse rápidamente, ahora podría cuestionar las decisiones públicas.
Es un paso fantástico el de la revolución de las comunicaciones. Pero, al mismo tiempo, eso ha venido acompañado de una falta de discriminación muy grande con respecto a la información. Y en muchos casos, en vez de más conocimiento, provoca una gran confusión. Toda la revolución informativa está acompañada de una frivolización y banalización de la cultura. ¿Y a qué se llega? A una sociedad confusa, completamente desbrujulada.
Usted es crítico de Wikileaks.
Controlar el poder y fiscalizarlo es fundamental. Ahora, anularlo es algo terrible. Wikileaks llega a hurgar de tal manera en la privacidad, que el poder pasa a estar completamente indefenso y paralizado para actuar. Todo paso que da pasa a ser automáticamente de propiedad pública. Eso al final conspira contra la cultura democrática, ya que las dictaduras no son víctimas de eso. ¿China? ¿Qué se sabe sobre los secretos de China? Esos antecedentes no salen a la luz.
Usted habla de la banalización de la cultura. ¿Cree también que hay una frivolización de la política?
Sí, naturalmente. La banalización, la frivolización, es un fenómeno que abarca todos los aspectos de la vida social e individual: la política, la religión, la cultura en general, la creación, las artes. Y la política. Basta ver las campañas electorales hoy, que están guiadas por los creativos de las agencias de publicidad y no por los programas.
Lo que parece estar hundiéndose es el concepto del liderazgo. Antes eran más sólidos y generaban confianza. Hoy, en cambio, provocan sospechas.
Porque las ideas tenían mayor protagonismo. Hoy son más importantes los eslóganes, las caras, los gestos, la publicidad. Ahí sí hay una crisis que podría afectar profundamente la cultura democrática, sin duda.
¿Es la banalización política la que permite, por ejemplo, que el Presidente de Perú, Ollanta Humala, salga de un extremo político y se instale en otro?
No ha sido de un día para otro. En 2006 era el candidato chavista de ideas confusas. Pero luego de la derrota, Humala comenzó a advertir que por ese camino no iba a llegar a la presidencia. Desde entonces, con mucha discreción, para no perder la base de izquierda, empezó a moverse discretamente hacia el centro. Y la persona que se presentó a las elecciones en 2011 era más moderada. Cuando en la segunda vuelta se enfrentó a Keiko Fujimori, él dio un paso importantísimo: marcar una hoja de ruta en San Marcos. Y ha respetado tanto las instituciones democráticas como las políticas de mercado.
¿Cuáles son los principales problemas que enfrenta hoy Perú?
Lo que hay son problemas menores que hoy se han convertido en problemas mayores, como la minería informal. Y hay una movilización muy fuerte en su defensa, pese a que no sólo es catastrófica para el Estado, sino también para la naturaleza. Luego hay una izquierda radical que ha encontrado en el ecologismo una bandera que le permite resucitar los viejos problemas. Es lo que ha ocurrido con la resistencia de algunos grupos al proyecto minero de Conga, en Cajamarca, que implica una inversión de 4.500 millones de dólares para una región muy pobre. Hay una confrontación que puede tener consecuencias serias.
¿El refugio de ciertos grupos en el ambientalismo es una tendencia que usted observa solamente en Perú?
No. Yo creo que está en todas partes. En Europa, por supuesto. Hoy, salvo que seas un ser completamente fuera de la realidad, es muy difícil defender la vieja agenda de la izquierda: cerrarse al mundo, ensimismarse, levantar fronteras económicas, redistribuir la riqueza y nacionalizar. Por eso el refugio es ahora el ambientalismo.
¿Qué opina del gobierno de Cristina Fernández en Argentina?
Se necesitan brujos y chamanes para entender lo que sucede en Argentina. Eso es un galimatías y yo renuncio: no entiendo el país. Para mí es algo indescifrable, incomprensible. ¿Por qué el país más culto de América Latina, que tuvo una tradición tan notable no sólo de desarrollo económico, sino cultural, ha podido caer en lo que ha caído? Hoy Argentina es el peronismo. Derecha, centro, izquierda… todo es peronismo. Un sistema de poder tal no se ha visto nunca tan absolutamente generado en un país y ha llegado a posicionarse en toda la sociedad con graves consecuencias. ¿Y cuál es la salida? No lo sé, pero no se ve.
Usted está a punto de lanzar su próximo libro, que es un ensayo.
Voy a lanzar un ensayo que se llama La civilización del espectáculo, que analiza justamente la banalización de la cultura en el siglo XXI. Qué consecuencias puede tener esta situación y la importancia de la cultura en el desarrollo. Un crecimiento sin cultura, que es perfectamente posible, es un crecimiento con pies de barro. Un país puede alcanzar una gran modernidad, pero una modernidad donde no hay valores, alma y vida espiritual, al final es algo terrible.
¿Muchos reproches a los intelectuales?
Al fraude artístico e intelectual. En campos como la pintura se ha llegado a extremos increíbles. Los valores estéticos estallaron y lo que se impuso es la publicidad, la frivolidad más absoluta. En la literatura, afortunadamente todavía hay ciertos patrones que se respetan y te permiten decir “esto es bueno, esto es malo”. Tú puedes señalar que a Dan Brown lo leen muchos, pero no puedes afirmar que es el Cervantes del siglo XXI.
Está preparando también una novela.
La estoy escribiendo y se va a llamar, creo, El héroe discreto. Transcurre en el Perú de hoy, entre Piura y Lima, donde se viven problemas que no se han visto antes. Conflictos propios de un país que está en pleno desarrollo, donde hay una violencia criminal muy fuerte, que es una gran protagonista de la vida social y política.
“Me dio mucha pena la muerte de Pilarcita Donoso”
¿Cómo afrontó el suicidio de la hija de José Donoso?
Me afectó mucho, porque yo no solamente había sido muy amigo de los Donoso, sino que había visto a la Pilarcita desde niñita, desde que la adoptaron. Una historia muy triste, trágica. La última vez que estuve en Chile la vi y tenía el proyecto de irse a España, para intentar identificar a su madre biológica. Quería irse a vivir a Calaceite. La impresión que me dio es que estaba perdida, insegura. Me dio mucha pena la muerte de la Pilarcita Donoso.
Usted elogió su libro Correr el tupido velo, donde Pilar Donoso reveló los secretos de la familia.
A mí me impresionó muchísimo. Yo creo que el libro fue un acto de coraje extraordinario. Nunca me hubiera imaginado, habiendo frecuentado a los Donoso casi a diario en Barcelona, que vivían ese drama tan desgarrador que guardaban en las sombras. No podíamos sospechar que había ese drama de alcoholismo, la confrontación entre Pepe y su esposa. Y la historia de la niña que es desgarradora. Era maltratada por su madre y su padre, los dos tenían celos de ella. Y al mismo tiempo la quisieron mucho, porque la verdad es que la chiquita les cambió la vida.
¿Alguna vez advirtió frustración en José Donoso, porque el boom de alguna manera pasó por el lado suyo?
Pepe era una persona complicada, que tenía un mundo interior tortuoso, enrevesado. Ningún buen escritor es una persona fácil y Pepe particularmente, porque cultivaba sus neurosis. María del Pilar, su esposa, lo acompañaba, lo seguía. Ellos contaban anécdotas que probablemente eran falsas, pero que revelaban mucho el estado de tensión en la que vivía la familia. Decían que cuando invitaban a comer, luego del postre, así como se distribuyen chocolatitos, ellos ofrecían Valium.

Foi um beijo…

foi um beijo onde não importava a boca
só tuas mãos quentes me apertando pelas costas
nada estava acontecendo na minha frente
e a ansiedade que havia não era pouca
teus dedos perguntavam pra minha blusa
se meu corpo acolheria um delinqüente
descoladas as línguas um instante
minha resposta saiu um tanto rouca

Martha Medeiros

Minha boca…

minha boca
é pouca
pro desejo
que anda à solta

Martha Medeiros

O medo de esquecer tira a vontade de lembrar

Imaginação
Prosa, poesia e tradução


RONALDO BRESSANE

POR QUE VOCÊ não entra?, diz Hannah. Você sabe que não sei nadar, responde Fabrizio. Não precisa nadar pra ficar aqui, Hannah insinua. Você pode nadar cachorrinho. Eu o faço boiar, é só usar meu nariz. Prometo não fazer cócegas… Obrigado, não estou com vontade, diz Fabrizio, distraindo-se na observação das próprias rugas refletidas no vidro do aquário.
Você tem medo, diz Hannah. Eu sei, li seu diário enquanto você dormia. Você é intrometida, diz Fabrizio, sem mover um músculo da face. E você não deve ter lido de verdade o que escrevi. Não pode ter lido enquanto eu dormia só porque pensa que consegue ler meu pensamento quando estou sonhando. E se eu estivesse pensando em outra coisa enquanto escrevia?, diz Fabrizio. Bom, essa é a prerrogativa dos maus escritores, diz Hannah; se você mentiu pra si mesmo enquanto escrevia, já começou errado. Hum, então você agora virou crítica literária, ironiza Fabrizio.
Só temos você e eu aqui; tenho que ler alguma coisa, não? Já que você tem preguiça de ler pra mim…, diz Hannah. Você não se esforça pra nada. Nem vem nadar comigo… Ah, que saco, por que não fica quieta?, diz Fabrizio, levantando-se -e, pela primeira vez, se dá conta de que soltou a voz, não usou a telepatia para conversar com Hannah.
Ela percebe o ato falho. Puxa, isso realmente o incomoda, diz Hannah. Você não gostou de eu ter lido seu diário. Mas pra que escrever algo que ninguém vai ler? Diário é a forma mais hipócrita de literatura: se pretende isenta e sincera, mas nada pode ser mais pedante ou cheio de autocomplacência -nem a poesia beatnik do século passado, diz Hannah.
Se você tivesse lido o “Diário de Anne Frank”, não falaria essa besteira, diz Fabrizio. Tem aí?, diz Hannah. Se não, baixa na Psico5 pra mim? Sobre o que é? É a história de uma menina judia que se escondeu dos nazistas com a família, diz Fabrizio. Passou um ano até ser denunciada, o diário ficou no esconderijo.
Isso é só desespero, grafomania, o marquês de Sade também tinha isso, escrevia diário com a própria merda na cela lá na Bastilha, diz Hannah. Isso não tem nada a ver com literatura.
E quem disse que o que escrevo tem a ver com literatura?, diz Fabrizio. Você claramente quer deixar um testemunho do que trama e fazer isso com estilo, diz Hannah. Pretende ser objetivo, o que não passa de mentira. Pior, pura vaidade, diz Hannah. O Antonio Maria fez um diário por pouco mais de um ano e nunca publicou, só descobriram quando ele morreu, diz Fabrizio. Decerto a vaidade dele não deixou de atentar para esse detalhe, diz Hannah. Mas isso não é o que mais me espanta no seu diário. E sim essa ideia louca que você escreveu… Sobre manipular esse pobre programador de palavras cruzadas, diz Hannah.
Bobagem, diz Fabrizio. Você ficou irritada porque não consegue escrever; se enciumou com o que escrevi e agora me critica. Você só escreveu porque sabia que eu ia ler, diz Hannah, e só teve a ideia de titerar o pobre Adavilson porque leu a existência dele no meu corpo, durante o Rubi de ontem. Fabrizio sorri: Quer dizer que você se acha minha musa inspiradora?
Então Hannah corcoveia rapidamente, a barbatana dorsal revelando-se por sobre a lâmina do grande tanque e, com um golpe da cauda, gira 180º, mostrando a Fabrizio o seu lado direito -não sem antes oferecer sutilmente uma visão do oviduto oculto sob seu clasper. Ele sempre fica fascinado com essa contradição. Por que não tinham feito Hannah assexuada? Quem foi o sarcástico bioengenheiro da Divisão que teve a cruel ideia de criar um tubarão-tigre hermafrodita para lhe fazer companhia? O mesmo Mengele que lhe havia extraído a memória anterior à sua vida neste apartamento no edifício Copan?
Olha, Hannah, diz Fabrizio, bufando: Só escrevo o diário por um motivo -o tédio. Descobri que, assim como você, se parar não consigo respirar. E escrever é o que me dá um mínimo de calma. Ou melhor, o que me permite não ficar maluco enquanto estamos confinados aqui.
Quanto ao pobre Adavilson, foi uma ideia que tivemos juntos, lembra? Esse programador de palavras cruzadas que trabalha naquela megacorporação de comunicação, a TXT, inventou um jogo em que controla telepaticamente os jogadores de futebol do Campeonato. Se alguém passar a ele a ideia de exportar seu jogo para as colônias chinesas na Lua… Quem sabe em dois anos não temos uma guerrinha entre Xangai e São Paulo. Vou mandar esse tema, junto com nossa predição, para nosso chefinho Mark Sandman.
O que foi exatamente que você leu no meu corpo ontem?, Hannah para, encarando-o com seus olhos prateados. Quando a luz do sol caiu, às cinco e meia da tarde, li nas manchas das suas costas sobre esse homem amargurado que criou um jogo para ser vendido só nos territórios dos Coisos, diz Fabrizio. Ele resgatou o conceito de torcida, extinta quando os jogos começaram a ocorrer em estádios fechados, por causa do terrorismo. Se ele puder fazer com que os Coisos manipulem os jogadores, pode influenciar na loteria esportiva.
É uma ideia genial pra ganhar dinheiro: seu jogo telepático só será vendido aos Coisos -que não usam créditos, só dinheiro vivo. Agora, imagina esse jogo vendido às colônias chinesas. Aí teremos duas torcidas trabalhando mentalmente os jogos do Campeonato. A Divisão vai achar divertido. Quando os chineses descobrirem que o jogo foi criado numa empresa de entretenimento de São Paulo…
E como você vai fazer Adavilssom exportar esse jogo pra Lua?, diz Hannah. Adavilson é um frustrado, diz Fabrizio. No fundo, só quer que a TXT, onde ele trabalha, se dê mal com sua invenção. Vamos enfiar essa ideia na cabeça dele e ele vai achar que pensou sozinho. Entendi, diz Hannah. Assim como acha que a ideia do jogo telepático foi dele, e não algo que sugerimos a ele. Mas não sugerimos, espanta-se Fabrizio. Ah, não?, diz Hannah. E se eu disser que essa ideia está no seu diário de um ano atrás?
Confuso, Fabrizio levanta-se, vai até a mesa, abre o caderno: 25 de abril de 2054. Hoje o Rubi tuniu com a visão de um homem chamado Adavilson Félix Tristão. Ele é um programador de jogos que trabalha na corporação TXT. Um sujeito solitário como eu -com a diferença de que não tem um tubarão-tigre como companhia. Ele tem algumas das características que a Divisão aponta como necessárias para um “agent provocateur”. E se dermos uma ideiazinha a ele? Fabrizio para de ler, horrorizado.
Hannah riu. Agora você lembrou por que faz o diário. Não é por vaidade, para espantar o tédio ou praticar literatura. É para ter a ilusão de que controla essa sua memoriazinha fraca infeliz. Se é assim, você leu na minha mente antes que eu escrevesse, diz Fabrizio. A pior solidão do mundo deve ser essa: um escritor que vive com seu crítico literário, diz, abaixando os olhos. Como escapar?
Vou citar o Mark Sandman: Não há respostas, só escolhas, diz Hannah. Sei por que faz isso; quer inventar uma máquina de memória. Melhor dizendo, uma mnemomáquina, não? Lembrando o instante anterior, quer apreender o instante anterior ao anterior e aí voltar àquele tempo do qual não lembra nada. Aquele tempo em que não era um velhote cheio de manias morando num apartamento enorme com um tubarão. Mas tem uma coisa. O medo de esquecer tira a vontade de lembrar. Você sempre pode viver num doce esquecimento, assim como eu… É tão… Gostoso…
Fabrizio derruba os ombros: Bom, parece que é xeque de novo. Que escolha eu tenho? O sol cai, dando às três fileiras de dentes de Hannah um lindo efeito avermelhado, como frases escritas numa língua antiga. Ela diz: Que tal tirar esse pijama e vir nadar comigo?

Sou uma gata…

sou uma gata
que cruza
outros gatos
na rua
quem vê gata
assanhada
logo fica
engatado

Martha Medeiros

Bicho papão

bicho papão
viu moça em flor
e papoula

Martha Medeiros

Smetana: Má Vlast - Harnoncourt/RCO(2010Live)