segunda-feira, 30 de junho de 2014

Symphonia

yo que tenía una caja llena de palabras todas de primera mano todas sin ver la luz de la primera aurora
y ellos me dijeron respira transmuta la realidad
y ellos me dijeron respiración para la mirada del pensamiento la realidad como objeto pensado por la mente de Wallace
tú que respiras la inmanencia del otro te quedaste perplejo con mi luz de minotauro
tú que ves la ceguera y la asfixia cuando las palabras llegan del páramo sin tus huellas de leopardo doméstico
tú que dejaste la nave en el escollo y te fuiste en el bajel a surcar el vacío que no es vacío sino el nombre de la nada
tú que llenas la oquedad de adorables cadáveres
Antonio Arroyo Silva
Fragmento

Symphonia, EDICIONES IDEA, 2011.

POESÍA URGENTE 9


El dedo que señala
y ningunea. La mano
que esconde el veneno
y la piedra en el mismo
bolsillo donde el dedo
vibra como un gusano,
un fiero platelminto
inflado en el estómago
de las iniquidades.
Si tu dedo escandaliza
a los desheredados,
córtatelo, traidor.
Tienes algunos más
para seguir probándolo,
antes de que tu boca
se muera por el pez.

©Antonio Arroyo Silva

Antagonía (fragmento)



" Más triste, sí, más triste si es posible, mas no con la tristeza tierna que complace en el fondo ni con sentimiento egoísta alguno, no sumido en ensoñaciones solitarias, no, sino más bien con el ánimo deprimido de quien contempla la entrada victoriosa de los ejércitos enemigos y, en contraste con el movimiento y las aclamaciones circundantes, no percibe su cuerpo más que como una presencia grávida, piedra irreparablemente desplomada. Bajo, más bajo de ánimo que otros años por esas mismas fechas de nefasto ambiente prenavideño. Asfalto mortecino, amortiguado por las poluciones desleídas, calles de tono sombrío, ese gris violáceo de la ciudad que, como el rojo de Londres, el negro de París o el dorado de Roma, caracteriza a Barcelona, coloración de tumor o escoria.
(...)

Más que de anochecer, el cielo se diría propio de uno de esos diciembres del norte, cuando el día amanece para dar apenas paso al crepúsculo, a la larga noche. La brisa se había calmado paulatinamente, como paulatinamente se pierden los rojos y oros de las hojas en el curso del otoño y se despojan las ramas, esas ramas grises en las que la brisa suena más limpia y fluida, inmóviles casi a su paso las afiladas puntas, unas puntas que se hincharán al filo del invierno para irse abriendo al tibio sol de la tarde cuando el invierno se llame primavera, según los campos adquieran una pátina color caramelo y un plumón amarillo y rosa los árboles, brotes que reventarán en pegajosos carmines y dorados si carmines y doradas fueron las hojas caídas, carmín donde hubo carmín y dorado donde hubo dorado, efímera recuperación de las tonalidades perdidas, vigentes tan sólo hasta que prevalezcan los verdes, hasta que los verdes se sumen a los verdes y terminen por imponerse en la espesa fronda, ese entramado que forman las copas de los árboles al integrarse las unas en las otras, la fronda que la brisa infla y matiza al caer la tarde, soplo vivo lo que fue silbido yerto cuando era invierno y la misma brisa de la tarde sonaba en las ramas desnudas, una brisa que se irá aquietando según oscurezca, de abajo a arriba, de las raíces a las hojas y por orden de tamaño, empezando por los arbustos y acabando por los árboles, vides, avellanos, laureles, robles, hayas, tilos y, por último, los altos álamos. Una paulatina quietud, una paulatina oscuridad, un paulatino silencio que los pájaros harán definitivo al callarse de súbito, a semejanza de ese viajero que cae en la cuenta de que está hablando a gritos en el interior de un tren que ya no marcha, que se halla detenido en una apacible estación de pueblo. "

LUIS GOYTISOLO

Canção do Tamoio


Canção do Tamoio
(Natalícia)
I
Não chores, meu filho;
Não chores, que a vida
É luta renhida:
Viver é lutar.
A vida é combate,
Que os fracos abate,
Que os fortes, os bravos
Só pode exaltar.

II
Um dia vivemos!
O homem que é forte
Não teme da morte;
Só teme fugir;
No arco que entesa
Tem certa uma presa,
Quer seja tapuia,
Condor ou tapir.

III
O forte, o cobarde
Seus feitos inveja
De o ver na peleja
Garboso e feroz;
E os tímidos velhos
Nos graves concelhos,
Curvadas as frontes,
Escutam-lhe a voz!

IV
Domina, se vive;
Se morre, descansa
Dos seus na lembrança,
Na voz do porvir.
Não cures da vida!
Sê bravo, sê forte!
Não fujas da morte,
Que a morte há de vir!

V
E pois que és meu filho,
Meus brios reveste;
Tamoio nasceste,
Valente serás.
Sê duro guerreiro,
Robusto, fragueiro,
Brasão dos tamoios
Na guerra e na paz.

VI
Teu grito de guerra
Retumbe aos ouvidos
D'imigos transidos
Por vil comoção;
E tremam d'ouvi-lo
Pior que o sibilo
Das setas ligeiras,
Pior que o trovão.

VII
E a mão nessas tabas,
Querendo calados
Os filhos criados
Na lei do terror;
Teu nome lhes diga,
Que a gente inimiga
Talvez não escute
Sem pranto, sem dor!

VIII
Porém se a fortuna,
Traindo teus passos,
Te arroja nos laços
Do inimigo falaz!
Na última hora
Teus feitos memora,
Tranqüilo nos gestos,
Impávido, audaz.

IX
E cai como o tronco
Do raio tocado,
Partido, rojado
Por larga extensão;
Assim morre o forte!
No passo da morte
Triunfa, conquista
Mais alto brasão.

X
As armas ensaia,
Penetra na vida:
Pesada ou querida,
Viver é lutar.
Se o duro combate
Os fracos abate,
Aos fortes, aos bravos,

Só pode exaltar.

Antônio Gonçalves Dias

Pez



Pez
no se entiende cuándo comenzó aún menos el momento en que acabará
pero estamos en el bar entre amigos
ya son quince años de farmacodependencia
la mujer que está al lado dice: ¡Maaaás ha de ser!
nadie ríe
había candela y un escenario
el telón caía sobre el supuesto protagonista
migrantes de sentimientos nomás
bailan y se acumula el trago
hay quien lee las manos la vela el destino suplicando a la providencia
verdades seguras
en el baño se van las penas para volver
es cuestión de tiempo
surge la sensación del encierro
de las paredes abriéndose
de la gente que apenas llega y ya quiere irse
o nunca ha llegado o se hace la desaparecida
del silencio en premoción o sofoco
una argolla un desliz un pasatiempo
la sala repleta de botellas y una pelea ideológica
no un confesionario más bien un cuadrilátero
había un pez en la infancia
se movía
una pecera también
en la casa de aquellos años
poco se sabe de ellos
el murmullo del río en la cabeza
al fondo
como acumulación
los hijos en un lugar no definido estelas o flechas
directas a la memoria que se niega a poner en
 funcionamiento la melancolía

mejor otra ronda
mientras un
pez de colores
muere
en líquido

vital

Juan Secaira

Lavoura arcaica

“... rico só é o homem que aprendeu, piedoso e humilde, a conviver com o tempo, aproximando-se dele com ternura, não contrariando suas disposições, não se rebelando contra o seu curso, não irritando sua corrente, estando aberto para o seu fluxo, brindando-o antes com sabedoria para receber dele os favores e não a sua ira; o equilíbrio da vida depende essencialmente deste bem supremo, e quem souber com acerto a quantidade de vagar, ou a de espera, que se deve pôr nas coisas, não corre nunca o risco, ao buscar por elas, de defrontar-se com o que não é.”
- Raduan Nassar, in: Lavoura arcaica, 1975.