domingo, 5 de fevereiro de 2012

Un poco de poesía no le hace mal a nadie

Hay gente que no lee poesía nunca: le revienta, le parece cursi, no la entiende. Son el producto de la mala formación que la escuela peruana –y latinoamericana en general– logra producir tras un proceso horroroso de solemnidad, aderezado con rigurosas dosis de estupidez y amasado en el transcurso de once años sostenidos. Entonces la poesía tiene que ser “trascendente”, “sublime”, “proteica” y todos esos adjetivos que provocan sarcasmo. Hasta que algunos espíritus rebeldes y persistentes descubren en sus adolescencias a algún poeta que los saca de cuadro, Rimbaud, Bukowski, Pavese o Luchito Hernández, y regresan a vislumbrar esa fuerza perturbadora de lo simbólico, escondida detrás de estos signos sobre un papel o pantalla en blanco. La verdad que la poesía es solo un juego con el lenguaje que de muy pequeños nos encanta porque lo vamos descubriendo y poco a poco le vamos perdiendo el interés, a menos que la sigamos cultivando despacio, tranquilamente, evitando la mala hierba, para recuperar la sorpresa ante esas extrañas y perfectas epifanías.



Wislawa Szymborska, la gran poeta polaca y Premio Nobel de Literatura 1996, es una de aquellas personas que tras su aparente bonhomía permiten a cualquier mortal volver sobre la fe en las palabras. Su obra es parca, como su estilo, y sin embargo a través de un riguroso trabajo de constancia y de penetración en las sensibilidades contemporáneas ha forjado una manera diferente de contemplar el mundo y escribirlo. Aquí uno que titula simplemente Agradecimiento: “Debo mucho/ a quienes no amo.// El alivio con que acepto/ que son más queridos por otro. // La alegría de no ser yo/ el lobo de sus ovejas. //Estoy en paz con ellos/ y en libertad con ellos,/y eso el amor ni puede darlo/ ni sabe tomarlo”. Genial.



Szymborska, “¡cómo se pronunciará correctamente!, pero como lo decimos en castellano se percibe tremendamente sonoro”, ha sido un espíritu juguetón y especial. Aprendió castellano para leer a Cervantes “con diccionario” y porque le parecía que el español sonaba “a un latín bellamente estropeado”. Durante sus ratos libres solía realizar pequeños collages de figuras extraídas de revistas de 1920. Por expresa decisión de ella, sus libros de poemas con collages nunca han sido traducidos del polaco. Nunca se movió de Cracovia. Cuando la invitaban a diversos lugares, sobre todo después del Nobel, ella siempre contestaba: “iré cuando sea más joven”. Leyendo sus poemas uno puede deducir que detestaba los círculos literarios, la gente que respira en poesía todo el día, y prefería recluirse en su departamentito de edificios grises y burocráticos de su ciudad para simplemente atisbar la vida: sus poemas nos hablan de los amores-no amores, de las cartas de la hermana, de una bomba puesta en un bar, de los edificios cayendo en Nueva York en setiembre del 2001 o de los desayunos de los obreros del movimiento Solidarinosc. La simpleza de cada una de esas palabras es, en realidad, años de años cincelándolas, controlándolas, domándolas, en uno de los idiomas más complicados de la tierra.



El miércoles 1º de febrero Szymborska murió en Cracovia, acompañada de sus amigos más cercanos, y al parecer de la misma manera tranquila como trascurrieron sus últimos años. De cara a la muerte recordemos este poema sobre la vida: “En esta escuela del mundo/ ni siendo malos alumnos/ repetiremos un año/ un invierno o un verano“

Rocío Silva Santisteban – La República



DISCURSO DE NOIVADO APÓS O JANTAR

Este eu, um recipiente, que

desde que ninguém o abra,

parece compacto, liso

como um ovo Kinder,

quase apetitoso. Somente lá,

no interior, está escuro. Quem sabe

o que estará dentro, à tua espera.

Obsessões, sem dúvida,

hábitos enferrujados,

medos incompreensíveis,

truques em segunda mão,

desejos infantis.

Que tu a desejes ter,

a esta prenda embrulhada,

roça o milagre.

Hans Magnus Enzensberger

UMA CANTIGA COR-DE-TERRA

Outro poema sobre a morte, etc. –

certamente mas e quanto à batata?

Por razões óbvias não é mencionada

por Horácio ou Homero, a batata.

E o que dizer de Rilke e Mallarmé?

Será que não lhes disse nada, a batata?

Muito poucas palavras rimam

com ela, a batata cor-de-terra?

Não é muito preocupada com o céu.

Espera pacientemente, a batata,

até que a arrastemos para a luz

e a atiremos ao fogo. A batata

não se importa, mas será possível

que seja demasiado quente para os poetas, a batata?

Bom, vamos então esperar um pouco

até que a comamos, à batata,

e a cantemos e depois a esqueçamos novamente.

HANS MAGNUS ENZENSBERGER
– Poesia & Lda

POR VEZES

Quando conheces alguém

mais inteligente ou mais estúpido do que tu -

não faças caso disso.

As formigas e os deuses,

acredita, sentem o mesmo.

Que exista mais gente na China,

digamos, que em San Marino,

não é uma desgraça.

A maioria das pessoas, sem dúvida, é

mais negra ou mais branca que tu.

Por vezes és um gigante,

qual Gulliver, ou um anão.

Em algum lugar ou outro estás sempre a descobrir

uma beleza ainda mais radiante,

alguém ainda pior.

És medíocre,

felizmente. Aceita-o!

Sete graus centígrados a mais

ou a menos no termómetro -

e estarias além da salvação.


HANS MAGNUS ENZENSBERGER
– Poesia & Lda

SERMÃO DOMINICAL DE ASTRONOMIA

Quando a conversa se volta para as nossas desgraças –

fome, homicídios, assassinatos, etc. –

Garantido! Uma casa de loucos!

Mas, por favor, permitam-me

ressalvar, sem falsas modéstias

que apesar de tudo

é um planeta bastante favorável

este, no qual nos encontramos,



uma pérgula rosa,

comparado com Neptuno

(menos 212 graus centígrados,

velocidade do vento de mais de 600 mph

e uma pipa de metano

na atmosfera).

Só para que se saiba que noutros lugares

é muito menos confortável.


HANS MAGNUS ENZENSBERGER
– Poesia & Lda.