quarta-feira, 30 de julho de 2014

‘Lección sobre la lección


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En esta lección inaugural con ocasión de su ingreso en el Collége de France, en 1982, Pierre Bourdieu impartió una suerte de metalección («lección sobre la lección inaugural de sociología consagrada a la sociología de la lección inaugural») en la que dejó muy clara su noción de la sociología : no una ciencia descriptiva de la sociedad, sino una interrogación acerca de la «violencia simbólica» con que se «trata de imponer la verdad parcial de un grupo como la verdad de las relaciones objetivas entre los grupos». Así, la sociología es, ella misma, objeto de su propia labor de investigación: «en la sociología, tal como yo la concibo, todas las proposiciones que esta ciencia enuncia pueden y deben aplicarse al sujeto que hace la ciencia» . Para Bourdieu, el sociólogo es una especie de policía del capital simbólico, que permanece atento a los engaños que la cultura establecida siempre querrá imponer; por eso su labor no puede no ser política: se tratará de detectar en qué momento el racismo, la demagogia o el populismo aparecen en el discurso del periodista, del ministro, del libro de texto. En este sentido, Bourdieu rinde homenaje a Marx, «fundador de la sociología del conocimiento», y a Foucault, quien forma parte de «la gran tradición de epistemología histórica», de la que también participa Canguilhem. Bourdieu agrega, en esa senda, que «no hay crítica epistemológica sin crítica social». Un texto que puede ser una excelente introducción a la obra de Bourdieu y también, para los iniciados, un documento histórico a la par que un interesante resumen de las ideas esenciales del autor a mediados de su carrera intelectual.



 PIERRE BOURDIEU
Todos os anos exterminamos comunidades indígenas, milhares de hectares de florestas e até inúmeras palavras das nossas línguas. A cada minuto extinguimos uma espécie de aves e alguém em algum lugar recôndito contempla pela última vez na Terra uma determinada flor. Konrad Lorenz não se enganou ao dizer que somos o elo perdido entre o macaco e o ser humano. Somos isso, uma espécie que gira sem encontrar o seu horizonte, um projeto por concluir. Falou-se bastante ultimamente do genoma e, ao que parece, a única coisa que nos distancia na realidade dos animais é a nossa capacidade de esperança. Produzimos uma cultura de devastação baseada muitas vezes no engano da superioridade das raças, dos deuses, e sustentada pela desumanidade do poder econômico. Sempre me pareceu incrível que uma sociedade tão pragmática como a ocidental tenha deificado coisas abstratas como esse papel chamado dinheiro e uma cadeia de imagens efêmeras. Devemos fortalecer, como tantas vezes disse, a tribo da sensibilidade...


José Saramago, in 'Revista Universidad de Antioquia (2001)'