domingo, 1 de junho de 2014

El acto de prender la llama del calefón,
resulta semejante a encender
el fuego de un poema.
Se debe esperar unos segundos
para que el piloto no se apague.
Y regular, a ojo, la temperatura
que va a tener el agua. Luego
habrá que desnudarse
y meterse en la bañera. Abrir
la ducha y esperar a saber
si lo que hicimos estuvo bien,
o mal. Si la piel tiende más al rojo,
o al azul; o si sigue siendo del color
que tuvo antes. Y, si debajo
de la lluvia se ha producido esa
sensación de bienestar fetal, que,
nunca debiera faltar.
Sentirse limpio. Calmo.
Recién ahí, atrevernos

a cantar.

Gustavo Caso Rosendi

La musique

La musique souvent me prend comme une mer!
Vers ma pâle étoile,
Sous un plafond de brume ou dans un vaste éther,
Je mets à la voile;
La poitrine en avant et les poumons gonflés
Comme la toile,
J'escalade le dos des flots amoncelés
Que la nuit me voile;
Je sens vibrer en moi toutes les passions
D'un vaisseau qui souffre;
Le bon vent, la tempête et ses convulsions
Sur l'immense gouffre
Me bercent. D'autres fois, calme plat, grand miroir
De mon désespoir!


 Charles Baudelaire

Wojciech Jaruzelski

Apenas me había sentado delante del general Wojciech Jaruzelski y ya me lanzó la primera reprimenda: “¡Ya veo que no se ha leído ni uno solo de mis libros”, dijo agitando el papel en el que su secretaria le había adelantado las preguntas que le iba a hacer. Era verano de 2009, y al último líder de la Polonia comunista, enterrado hoy viernes en Varsovia, le quedaban todavía fuerzas para defender su legado: “Con la ley marcial de 1981 evité una invasión de la URSS”.

A Jaruzelski le tocó ser el ‘poli’ malo del derrumbe del telón de acero. Polonia fue uno de los países donde primero prendió la agitación ciudadana y él optó por reprimirla con el ejército y suprimiendo algunas libertades. Esa decisión costó decenas de vidas, tal y como él se temía: "Antes de dictar la ley marcial pensé en suicidarme”, rememoraba en su despacho del centro de Varsovia.
Pero su papel histórico tiene un reverso. Haber facilitado el tránsito hacia la apertura del régimen político polaco. Fue un camino pedregoso, pero acabó bien gracias a que “la democracia fue la anestesia de los dolores del capitalismo”.

Llegaron las primeras elecciones y el comunismo se estrelló, aunque no sólo por la desconfianza hacia Rusia: “No olvide que el Manifiesto Comunista no se escribió a las orillas del Volga sino junto al Rin”. Jaruzelski rechazaba las teorías de los sociólogos que cuestionaban el poso comunista en Polonia: “Para tomar la temperatura del cuerpo se usa un termómetro, pero no existe un artilugio similar para definir cómo es de comunista una sociedad”.

Su propia historia personal fue la de un líder comunista improbable: “Me criaron con un espíritu antirruso y fui deportado a Siberia, donde murió mi padre y viví muchas situaciones difíciles, pero nunca dejé de evolucionar y de pensar en las aspiraciones de Polonia en esa época, y en cómo el comunismo podía acabar con las desigualdades”. Lo mismo le pasó “con la actitud hacia la Iglesia, porque me criaron en una familia muy católica y acabé alejándome de ella, como ateo”.

En la cima del poder lidió con líderes soviéticos muy dispares: “Leonid Brézhnev era de otra época y reflejaba la vieja manera de entender el mundo, en lo que se refiere a su manera de pensar era el equivalente a un fósil”. Aquel líder soviético murió en el poder a los 85 años: “Esas edades eran lo habitual. En esa época contábamos un chiste negro diciendo que en la Plaza Roja había habido una demostración de fuerza consistente en que el líder del partido subió a la tribuna sin ayuda”.

Entonces llegó Gorbachov, y “empezó una nueva era”. Su primera conversación juntos “duró cinco horas y fue un mes después de que llegara al poder”. Fue una charla sin intérpretes, en ruso “y muy honesta, como dos compañeros… antes eso era imposible”. Desde el principio estuvieron de acuerdo en que “había que hacer reformas profundas y encontramos una gran resistencia en la estructura del Gobierno”.

Jaruzelski ha muerto con la sensación de que ni en Occidente ni en Rusia se ha sabido ponderar lo delicado de aquellos últimos años: “Lo que llamaban Guerra Fría era el contraste de dos fuerzas militares; sin suavizar esa guerra fría era imposible que el ambiente se relajase en todo lo demás, y Gorbachov puso en marcha una política muy impopular de reducir el tamaño del ejército, un plan que llevaba mi apellido como nombre”.
El papel de la Iglesia en esta recta final del comunismo en Polonia fue crucial, pero Jaruzelski nunca vio a Juan Pablo II como un enemigo: “¡Tuve hasta ocho entrevistas con el Papa! Pocos obispos pueden decir esto, y poco importa el hecho de que yo sea ateo. Por supuesto, él estaba en contra del comunismo, pero era un gran realista y, al contrario que muchos radicales de la Iglesia, no pensaba que pudiésemos hacer las reformas rápido. Apoyaba nuestra estrategia de ir paso a paso”.

El hecho de que ambos hombres fueran polacos tendió algunos puentes: “En una de nuestras primeras charlas, en 1983, me dijo ‘general, sé que el socialismo es lo que hay, pero debe tener un rostro humano’. Y en 1987 dijo ‘la providencia nos mandó a Gorbachov’. Sobre esto tengo mis dudas como ateo, obviamente”. Al decir esto fue la única vez que Jaruzelski rió durante nuestra entrevista.

Hay algunos políticos que dicen que acabaron con el comunismo con la ayuda del Papa. Pero para Jaruzelski “el comunismo cayó por muchas razones, pero sobre todo por la dificultad de buscar la solución adecuada en la realidad”.

Llegó un momento en el que Jaruzelski se dio cuenta de que el sistema se había colapsado. “Me di cuenta, creo, después del referéndum que organizamos en 1987. Se nos consideraba un país totalitario, ¿pero qué régimen totalitario organiza un referéndum?” Después llegaron las primeras elecciones. Y la mayoría de la gente votó a la oposición, a Solidaridad. El resto de la historia es conocida, aunque el balance es controvertido.

Antes de despedirnos, otra confidencia: “Algunas de las reformas polacas se podrían haber hecho antes pero tuve en mente la máxima de Hipócrates: ‘Primum non nocere’. No quería hacer nada malo contra Gorbachov, porque si él caía se derrumbaría todo el sistema”.


Ria/Novosti 2/6/2014
Ma tête est vide, et c'est charmant :
Le coeur _ lui _ est trop plein!
Mes jours sont de petites vagues
Que je regarde du port.
De trop tendres regards
Dans l'air tendre à peine tiéde,
A peine guérie de l'hiver, déjà
Je suis malade de l'été.


Insomnie et autres poèmes de Marina Tsvetaieva

O NOME DOS GATOS


______________________T.S.Elliot

Tradução: Rodrigo Suzuki Cintra

Dar nome aos gatos é assunto complicado,
Não é apenas um jogo que divirta adolescentes;
Podem pensar, à primeira vista, que sou doido desvairado
Quando eu digo, um gato deve ter TRÊS NOMES DIFERENTES.
Primeiro, temos o nome que a família usa diariamente,
Como Pedro, Augusto, Alonso ou Zé Maria, Como Vitor ou Jonas, Jorge ou Gui Clemente –
Todos nomes sensíveis para o dia-a-dia.
Há nomes mais requintados se pensam que podem soar melhor,
Alguns para os cavalheiros, outros para titia: Como Platão, Demetrius, Electra ou Eleonor –
Mas todos eles são sensíveis nomes de todo dia.
Mas eu digo, um gato precisa ter um nome que é particular,
Um nome que lhe é peculiar, e que muito o dignifica, De outro modo, como poderia manter sua cauda perpendicular,
Ou espreguiçar os bigodes, orgulhar-se de sua estica? Dos nomes deste tipo, posso oferecer um quórum,
Como Munkustrap, Quaxo, ou Coricopato,
Como Bombalurina, ou mesmo Jellylorum –
Nomes que nunca pertencem a mais de um gato.
Mas, acima e para além, ainda existe um nome a suprir,
E este é o nome que você jamais cogitaria;
O nome que nenhuma investigação humana pode descobrir –
Mas O GATO E SOMENTE ELE SABE, e nunca o confessaria.
Se um gato for surpreendido com um olhar de meditação,
A razão, eu lhe digo, é sempre a mesma que o consome:
Sua mente está engajada em uma rápida contemplação
De lembrar, de lembrar, de lembrar qual é o seu nome:
Seu inefável afável
Inefavefável Oculto,

inescrutável e singular Nome.