Mis palabras
llovieron sobre ti acariciándote.
Amé desde
hace tiempo tu cuerpo de nácar soleado.
Hasta te creo
dueña del universo.
Te traeré de
las montañas flores alegres, copihues,
avellanas
oscuras, y cestas silvestres de besos.
Quiero hacer
contigo
lo que la
primavera hace con los cerezos.
PABLO NERUDA