segunda-feira, 31 de dezembro de 2018

Chac Mool



Hace poco tiempo, Filiberto murió ahogado en Acapulco. Sucedió en Semana Santa. Aunque había sido despedido de su empleo en la Secretaría, Filiberto no pudo resistir la tentación burocrática de ir, como todos los años, a la pensión alemana, comer el choucrout endulzado por los sudores de la cocina tropical, bailar el Sábado de Gloria en La Quebrada y sentirse “gente conocida” en el oscuro anonimato vespertino de la Playa de Hornos. Claro, sabíamos que en su juventud había nadado bien; pero ahora, a los cuarenta, y tan desmejorado como se le veía, ¡intentar salvar, a la medianoche, el largo trecho entre Caleta y la isla de la Roqueta! Frau Müller no permitió que se le velara, a pesar de ser un cliente tan antiguo, en la pensión; por el contrario, esa noche organizó un baile en la terracita sofocada, mientras Filiberto esperaba, muy pálido dentro de su caja, a que saliera el camión matutino de la terminal, y pasó acompañado de huacales y fardos la primera noche de su nueva vida. Cuando llegué, muy temprano, a vigilar el embarque del féretro, Filiberto estaba bajo un túmulo de cocos: el chofer dijo que lo acomodáramos rápidamente en el toldo y lo cubriéramos con lonas, para que no se espantaran los pasajeros, y a ver si no le habíamos echado la sal al viaje.

Salimos de Acapulco a la hora de la brisa tempranera. Hasta Tierra Colorada nacieron el calor y la luz. Mientras desayunaba huevos y chorizo abrí el cartapacio de Filiberto, recogido el día anterior, junto con sus otras pertenencias, en la pensión de los Müller. Doscientos pesos. Un periódico derogado de la ciudad de México. Cachos de lotería. El pasaje de ida -¿sólo de ida? Y el cuaderno barato, de hojas cuadriculadas y tapas de papel mármol.

Me aventuré a leerlo, a pesar de las curvas, el hedor a vómitos y cierto sentimiento natural de respeto por la vida privada de mi difunto amigo. Recordaría -sí, empezaba con eso- nuestra cotidiana labor en la oficina; quizá sabría, al fin, por qué fue declinado, olvidando sus deberes, por qué dictaba oficios sin sentido, ni número, ni “Sufragio Efectivo No Reelección”. Por qué, en fin, fue corrido, olvidaba la pensión, sin respetar los escalafones.

“Hoy fui a arreglar lo de mi pensión. El Licenciado, amabilísimo. Salí tan contento que decidí gastar cinco pesos en un café. Es el mismo al que íbamos de jóvenes y al que ahora nunca concurro, porque me recuerda que a los veinte años podía darme más lujos que a los cuarenta. Entonces todos estábamos en un mismo plano, hubiéramos rechazado con energía cualquier opinión peyorativa hacia los compañeros; de hecho, librábamos la batalla por aquellos a quienes en la casa discutían por su baja extracción o falta de elegancia. Yo sabía que muchos de ellos (quizá los más humildes) llegarían muy alto y aquí, en la Escuela, se iban a forjar las amistades duraderas en cuya compañía cursaríamos el mar bravío. No, no fue así. No hubo reglas. Muchos de los humildes se quedaron allí, muchos llegaron más arriba de lo que pudimos pronosticar en aquellas fogosas, amables tertulias. Otros, que parecíamos prometerlo todo, nos quedamos a la mitad del camino, destripados en un examen extracurricular, aislados por una zanja invisible de los que triunfaron y de los que nada alcanzaron. En fin, hoy volví a sentarme en las sillas modernizadas -también hay, como barricada de una invasión, una fuente de sodas- y pretendí leer expedientes. Vi a muchos antiguos compañeros, cambiados, amnésicos, retocados de luz neón, prósperos. Con el café que casi no reconocía, con la ciudad misma, habían ido cincelándose a ritmo distinto del mío. No, ya no me reconocían; o no me querían reconocer. A lo sumo -uno o dos- una mano gorda y rápida sobre el hombro. Adiós viejo, qué tal. Entre ellos y yo mediaban los dieciocho agujeros del Country Club. Me disfracé detrás de los expedientes. Desfilaron en mi memoria los años de las grandes ilusiones, de los pronósticos felices y, también todas las omisiones que impidieron su realización. Sentí la angustia de no poder meter los dedos en el pasado y pegar los trozos de algún rompecabezas abandonado; pero el arcón de los juguetes se va olvidando y, al cabo, ¿quién sabrá dónde fueron a dar los soldados de plomo, los cascos, las espadas de madera? Los disfraces tan queridos, no fueron más que eso. Y sin embargo, había habido constancia, disciplina, apego al deber. ¿No era suficiente, o sobraba? En ocasiones me asaltaba el recuerdo de Rilke. La gran recompensa de la aventura de juventud debe ser la muerte; jóvenes, debemos partir con todos nuestros secretos. Hoy, no tendría que volver la mirada a las ciudades de sal. ¿Cinco pesos? Dos de propina.”

“Pepe, aparte de su pasión por el derecho mercantil, gusta de teorizar. Me vio salir de Catedral, y juntos nos encaminamos a Palacio. Él es descreído, pero no le basta; en media cuadra tuvo que fabricar una teoría. Que si yo no fuera mexicano, no adoraría a Cristo y -No, mira, parece evidente. Llegan los españoles y te proponen adorar a un Dios muerto hecho un coágulo, con el costado herido, clavado en una cruz. Sacrificado. Ofrendado. ¿Qué cosa más natural que aceptar un sentimiento tan cercano a todo tu ceremonial, a toda tu vida?... figúrate, en cambio, que México hubiera sido conquistado por budistas o por mahometanos. No es concebible que nuestros indios veneraran a un individuo que murió de indigestión. Pero un Dios al que no le basta que se sacrifiquen por él, sino que incluso va a que le arranquen el corazón, ¡caramba, jaque mate a Huitzilopochtli! El cristianismo, en su sentido cálido, sangriento, de sacrificio y liturgia, se vuelve una prolongación natural y novedosa de la religión indígena. Los aspectos caridad, amor y la otra mejilla, en cambio, son rechazados. Y todo en México es eso: hay que matar a los hombres para poder creer en ellos.

“Pepe conocía mi afición, desde joven, por ciertas formas de arte indígena mexicana. Yo colecciono estatuillas, ídolos, cacharros. Mis fines de semana los paso en Tlaxcala o en Teotihuacán. Acaso por esto le guste relacionar todas las teorías que elabora para mi consumo con estos temas. Por cierto que busco una réplica razonable del Chac Mool desde hace tiempo, y hoy Pepe me informa de un lugar en la Lagunilla donde venden uno de piedra y parece que barato. Voy a ir el domingo.

“Un guasón pintó de rojo el agua del garrafón en la oficina, con la consiguiente perturbación de las labores. He debido consignarlo al Director, a quien sólo le dio mucha risa. El culpable se ha valido de esta circunstancia para hacer sarcasmos a mis costillas el día entero, todos en torno al agua. Ch...”

“Hoy domingo, aproveché para ir a la Lagunilla. Encontré el Chac Mool en la tienducha que me señaló Pepe. Es una pieza preciosa, de tamaño natural, y aunque el marchante asegura su originalidad, lo dudo. La piedra es corriente, pero ello no aminora la elegancia de la postura o lo macizo del bloque. El desleal vendedor le ha embarrado salsa de tomate en la barriga al ídolo para convencer a los turistas de la sangrienta autenticidad de la escultura.

“El traslado a la casa me costó más que la adquisición. Pero ya está aquChac Moolí, por el momento en el sótano mientras reorganizo mi cuarto de trofeos a fin de darle cabida. Estas figuras necesitan sol vertical y fogoso; ese fue su elemento y condición. Pierde mucho mi Chac Mool en la oscuridad del sótano; allí, es un simple bulto agónico, y su mueca parece reprocharme que le niegue la luz. El comerciante tenía un foco que iluminaba verticalmente en la escultura, recortando todas sus aristas y dándole una expresión más amable. Habrá que seguir su ejemplo.”

“Amanecí con la tubería descompuesta. Incauto, dejé correr el agua de la cocina y se desbordó, corrió por el piso y llego hasta el sótano, sin que me percatara. El Chac Mool resiste la humedad, pero mis maletas sufrieron. Todo esto, en día de labores, me obligó a llegar tarde a la oficina.”

“Vinieron, por fin, a arreglar la tubería. Las maletas, torcidas. Y el Chac Mool, con lama en la base.”

“Desperté a la una: había escuchado un quejido terrible. Pensé en ladrones. Pura imaginación.”

“Los lamentos nocturnos han seguido. No sé a qué atribuirlo, pero estoy nervioso. Para colmo de males, la tubería volvió a descomponerse, y las lluvias se han colado, inundando el sótano.”

“El plomero no viene; estoy desesperado. Del Departamento del Distrito Federal, más vale no hablar. Es la primera vez que el agua de las lluvias no obedece a las coladeras y viene a dar a mi sótano. Los quejidos han cesado: vaya una cosa por otra.”

“Secaron el sótano, y el Chac Mool está cubierto de lama. Le da un aspecto grotesco, porque toda la masa de la escultura parece padecer de una erisipela verde, salvo los ojos, que han permanecido de piedra. Voy a aprovechar el domingo para raspar el musgo. Pepe me ha recomendado cambiarme a una casa de apartamentos, y tomar el piso más alto, para evitar estas tragedias acuáticas. Pero yo no puedo dejar este caserón, ciertamente es muy grande para mí solo, un poco lúgubre en su arquitectura porfiriana. Pero es la única herencia y recuerdo de mis padres. No sé qué me daría ver una fuente de sodas con sinfonola en el sótano y una tienda de decoración en la planta baja.”

“Fui a raspar el musgo del Chac Mool con una espátula. Parecía ser ya parte de la piedra; fue labor de más de una hora, y sólo a las seis de la tarde pude terminar. No se distinguía muy bien la penumbra; al finalizar el trabajo, seguí con la mano los contornos de la piedra. Cada vez que lo repasaba, el bloque parecía reblandecerse. No quise creerlo: era ya casi una pasta. Este mercader de la Lagunilla me ha timado. Su escultura precolombina es puro yeso, y la humedad acabará por arruinarla. Le he echado encima unos trapos; mañana la pasaré a la pieza de arriba, antes de que sufra un deterioro total.”

“Los trapos han caído al suelo, increíble. Volví a palpar el Chac Mool. Se ha endurecido pero no vuelve a la consistencia de la piedra. No quiero escribirlo: hay en el torso algo de la textura de la carne, al apretar los brazos los siento de goma, siento que algo circula por esa figura recostada... Volví a bajar en la noche. No cabe duda: el Chac Mool tiene vello en los brazos.”

“Esto nunca me había sucedido. Tergiversé los asuntos en la oficina, giré una orden de pago que no estaba autorizada, y el Director tuvo que llamarme la atención. Quizá me mostré hasta descortés con los compañeros. Tendré que ver a un médico, saber si es mi imaginación o delirio o qué, y deshacerme de ese maldito Chac Mool.”

Hasta aquí la escritura de Filiberto era la antigua, la que tantas veces vi en formas y memoranda, ancha y ovalada. La entrada del 25 de agosto, sin embargo, parecía escrita por otra persona. A veces como niño, separando trabajosamente cada letra; otras, nerviosa, hasta diluirse en lo ininteligible. Hay tres días vacíos, y el relato continúa:

“Todo es tan natural; y luego se cree en lo real... pero esto lo es, más que lo creído por mí. Si es real un garrafón, y más, porque nos damos mejor cuenta de su existencia, o estar, si un bromista pinta el agua de rojo... Real bocanada de cigarro efímera, real imagen monstruosa en un espejo de circo, reales, ¿no lo son todos los muertos, presentes y olvidados?... si un hombre atravesara el paraíso en un sueño, y le dieran una flor como prueba de que había estado allí, y si al despertar encontrara esa flor en su mano... ¿entonces, qué?... Realidad: cierto día la quebraron en mil pedazos, la cabeza fue a dar allá, la cola aquí y nosotros no conocemos más que uno de los trozos desprendidos de su gran cuerpo. Océano libre y ficticio, sólo real cuando se le aprisiona en el rumor de un caracol marino. Hasta hace tres días, mi realidad lo era al grado de haberse borrado hoy; era movimiento reflejo, rutina, memoria, cartapacio. Y luego, como la tierra que un día tiembla para que recordemos su poder, o como la muerte que un día llegará, recriminando mi olvido de toda la vida, se presenta otra realidad: sabíamos que estaba allí, mostrenca; ahora nos sacude para hacerse viva y presente. Pensé, nuevamente, que era pura imaginación: el Chac Mool, blando y elegante, había cambiado de color en una noche; amarillo, casi dorado, parecía indicarme que era un dios, por ahora laxo, con las rodillas menos tensas que antes, con la sonrisa más benévola. Y ayer, por fin, un despertar sobresaltado, con esa seguridad espantosa de que hay dos respiraciones en la noche, de que en la oscuridad laten más pulsos que el propio. Sí, se escuchaban pasos en la escalera. Pesadilla. Vuelta a dormir... No sé cuánto tiempo pretendí dormir. Cuando volvía a abrir los ojos, aún no amanecía. El cuarto olía a horror, a incienso y sangre. Con la mirada negra, recorrí la recámara, hasta detenerme en dos orificios de luz parpadeante, en dos flámulas crueles y amarillas.

“Casi sin aliento, encendí la luz.

“Allí estaba Chac Mool, erguido, sonriente, ocre, con su barriga encarnada. Me paralizaron los dos ojillos casi bizcos, muy pegados al caballete de la nariz triangular. Los dientes inferiores mordían el labio superior, inmóviles; sólo el brillo del casuelón cuadrado sobre la cabeza anormalmente voluminosa, delataba vida. Chac Mool avanzó hacia mi cama; entonces empezó a llover.”

Recuerdo que a fines de agosto, Filiberto fue despedido de la Secretaría, con una recriminación pública del Director y rumores de locura y hasta de robo. Esto no lo creí. Sí pude ver unos oficios descabellados, preguntándole al Oficial Mayor si el agua podía olerse, ofreciendo sus servicios al Secretario de Recursos Hidráulicos para hacer llover en el desierto. No supe qué explicación darme a mí mismo; pensé que las lluvias excepcionalmente fuertes, de ese verano, habían enervado a mi amigo. O que alguna depresión moral debía producir la vida en aquel caserón antiguo, con la mitad de los cuartos bajo llave y empolvados, sin criados ni vida de familia. Los apuntes siguientes son de fines de septiembre:

“Chac Mool puede ser simpático cuando quiere, ‘...un gluglú de agua embelesada’... Sabe historias fantásticas sobre los monzones, las lluvias ecuatoriales y el castigo de los desiertos; cada planta arranca de su paternidad mítica: el sauce es su hija descarriada, los lotos, sus niños mimados; su suegra, el cacto. Lo que no puedo tolerar es el olor, extrahumano, que emana de esa carne que no lo es, de las sandalias flamantes de vejez. Con risa estridente, Chac Mool revela cómo fue descubierto por Le Plongeon y puesto físicamente en contacto de hombres de otros símbolos. Su espíritu ha vivido en el cántaro y en la tempestad, naturalmente; otra cosa es su piedra, y haberla arrancado del escondite maya en el que yacía es artificial y cruel. Creo que Chac Mool nunca lo perdonará. Él sabe de la inminencia del hecho estético.

“He debido proporcionarle sapolio para que se lave el vientre que el mercader, al creerlo azteca, le untó de salsa ketchup. No pareció gustarle mi pregunta sobre su parentesco con Tlaloc1, y cuando se enoja, sus dientes, de por sí repulsivos, se afilan y brillan. Los primeros días, bajó a dormir al sótano; desde ayer, lo hace en mi cama.”

“Hoy empezó la temporada seca. Ayer, desde la sala donde ahora duermo, comencé a oír los mismos lamentos roncos del principio, seguidos de ruidos terribles. Subí; entreabrí la puerta de la recámara: Chac Mool estaba rompiendo las lámparas, los muebles; al verme, saltó hacia la puerta con las manos arañadas, y apenas pude cerrar e irme a esconder al baño. Luego bajó, jadeante, y pidió agua; todo el día tiene corriendo los grifos, no queda un centímetro seco en la casa. Tengo que dormir muy abrigado, y le he pedido que no empape más la sala2.”

“El Chac inundó hoy la sala. Exasperado, le dije que lo iba a devolver al mercado de la Lagunilla. Tan terrible como su risilla -horrorosamente distinta a cualquier risa de hombre o de animal- fue la bofetada que me dio, con ese brazo cargado de pesados brazaletes. Debo reconocerlo: soy su prisionero. Mi idea original era bien distinta: yo dominaría a Chac Mool, como se domina a un juguete; era, acaso, una prolongación de mi seguridad infantil; pero la niñez -¿quién lo dijo?- es fruto comido por los años, y yo no me he dado cuenta... Ha tomado mi ropa y se pone la bata cuando empieza a brotarle musgo verde. El Chac Mool está acostumbrado a que se le obedezca, desde siempre y para siempre; yo, que nunca he debido mandar, sólo puedo doblegarme ante él. Mientras no llueva -¿y su poder mágico?- vivirá colérico e irritable.”

“Hoy decidí que en las noches Chac Mool sale de la casa. Siempre, al oscurecer, canta una tonada chirriona y antigua, más vieja que el canto mismo. Luego cesa. Toqué varias veces a su puerta, y como no me contestó, me atreví a entrar. No había vuelto a ver la recámara desde el día en que la estatua trató de atacarme: está en ruinas, y allí se concentra ese olor a incienso y sangre que ha permeado la casa. Pero detrás de la puerta, hay huesos: huesos de perros, de ratones y gatos. Esto es lo que roba en la noche el Chac Mool para sustentarse. Esto explica los ladridos espantosos de todas las madrugadas.”

“Febrero, seco. Chac Mool vigila cada paso mío; me ha obligado a telefonear a una fonda para que diariamente me traigan un portaviandas. Pero el dinero sustraído de la oficina ya se va a acabar. Sucedió lo inevitable: desde el día primero, cortaron el agua y la luz por falta de pago. Pero Chac Mool ha descubierto una fuente pública a dos cuadras de aquí; todos los días hago diez o doce viajes por agua, y él me observa desde la azotea. Dice que si intento huir me fulminará: también es Dios del Rayo. Lo que él no sabe es que estoy al tanto de sus correrías nocturnas... Como no hay luz, debo acostarme a las ocho. Ya debería estar acostumbrado al Chac Mool, pero hace poco, en la oscuridad, me topé con él en la escalera, sentí sus brazos helados, las escamas de su piel renovada y quise gritar.”

“Si no llueve pronto, el Chac Mool va a convertirse otra vez en piedra. He notado sus dificultades recientes para moverse; a veces se reclina durante horas, paralizado, contra la pared y parece ser, de nuevo, un ídolo inerme, por más dios de la tempestad y el trueno que se le considere. Pero estos reposos sólo le dan nuevas fuerzas para vejarme, arañarme como si pudiese arrancar algún líquido de mi carne. Ya no tienen lugar aquellos intermedios amables durante los cuales relataba viejos cuentos; creo notar en él una especie de resentimiento concentrado. Ha habido otros indicios que me han puesto a pensar: los vinos de mi bodega se están acabando; Chac Mool acaricia la seda de la bata; quiere que traiga una criada a la casa, me ha hecho enseñarle a usar jabón y lociones. Incluso hay algo viejo en su cara que antes parecía eterna. Aquí puede estar mi salvación: si el Chac cae en tentaciones, si se humaniza, posiblemente todos sus siglos de vida se acumulen en un instante y caiga fulminado por el poder aplazado del tiempo. Pero también me pongo a pensar en algo terrible: el Chac no querrá que yo asista a su derrumbe, no querrá un testigo..., es posible que desee matarme.”

“Hoy aprovecharé la excursión nocturna de Chac para huir. Me iré a Acapulco; veremos qué puede hacerse para conseguir trabajo y esperar la muerte de Chac Mool; sí, se avecina; está canoso, abotagado. Yo necesito asolearme, nadar y recuperar fuerzas. Me quedan cuatrocientos pesos. Iré a la Pensión Müller, que es barata y cómoda. Que se adueñe de todo Chac Mool: a ver cuánto dura sin mis baldes de agua.”

Aquí termina el diario de Filiberto. No quise pensar más en su relato; dormí hasta Cuernavaca. De ahí a México pretendí dar coherencia al escrito, relacionarlo con exceso de trabajo, con algún motivo sicológico. Cuando, a las nueve de la noche, llegamos a la terminal, aún no podía explicarme la locura de mi amigo. Contraté una camioneta para llevar el féretro a casa de Filiberto, y después de allí ordenar el entierro.

Antes de que pudiera introducir la llave en la cerradura, la puerta se abrió. Apareció un indio amarillo, en bata de casa, con bufanda. Su aspecto no podía ser más repulsivo; despedía un olor a loción barata, quería cubrir las arrugas con la cara polveada; tenía la boca embarrada de lápiz labial mal aplicado, y el pelo daba la impresión de estar teñido.

-Perdone... no sabía que Filiberto hubiera...

-No importa; lo sé todo. Dígale a los hombres que lleven el cadáver al sótano.

FIN

1. Deidad azteca de la lluvia.
2. Filiberto no explica en qué lengua se entendía con el Chac Mool.

 Carlos Fuentes


Biblioteca Digital Ciudad Seva

domingo, 30 de dezembro de 2018


Luz Selene Garcia Nuñez 
            
Ya se acerca, no necesito mirar el reloj,
ni mirar al cielo para saber
que la noche se acerca.
El crepúsculo, ese hermoso momento
en que el cielo asemeja un incendio,
cuando el declive del sol en el horizonte
hace que los tonos rojos y anaranjados
predominen en el firmamento.
Como una gran explosión de color y pasión
antes de la definitiva llegada de la noche,
sólo unos instantes antes de que la luna
ejerza toda su influencia sobre mí.

Me encanta la noche, la luna y su influjo,
las estrellas como pequeños diamantes
colgados de la nada, como infinitos deseos
y sueños de los amantes.
Se acerca la hora de los sueños.
Esa hora mágica en que me dejo llevar por mis
pensamientos y ellos me llevan de nuevo a tu lado.
Ese momento en que estamos juntos de nuevo.
Ese instante en el que tus besos, tu olor y tu presencia
se hacen tan reales


               
               


A burrice no poder


"A austeridade, para quem não tenha notado, não funciona. Como diz Stiglitz, nunca funcionou. Por uma razão simples: o capitalismo, para se expandir, precisa de produtores, mas também de consumidores. No centro do raciocínio, está a ilusão de que não temos recursos suficientes para incluir os pobres. As políticas sociais e um salário mínimo decente não caberiam na economia, no orçamento, ou na Constituição, segundo os políticos. Façam um cálculo simples: o Brasil produz 6,3 trilhões de reais de bens e serviços, o montante do nosso PIB. Isso dividido por 208 milhões de habitantes nos dá um per capita de 30 mil reais ao ano, ou seja, 10 mil reais por mês por família de 4 pessoas. Isso está longe das ambições de consumo da nossa classe média alta, mas assegura, para o comum dos mortais, o suficiente para uma vida digna e confortável. Nosso problema não é falta de recursos, e sim a burrice na sua distribuição. Na fase do lulismo, a economia cresceu, sendo que a renda dos mais pobres e das regiões mais pobres cresceu mais do que a renda dos mais ricos: todos ganharam, os pobres de maneira mais acelerada, reduzindo a desigualdade. A ascensão dos pobres gerou nos ricos a reação esperada: a mesma que tiveram com Getúlio e com Jango, agora repetida com Dilma e com Lula. Reconhecer que funciona o que sempre denunciaram seria penoso demais. A burrice é muito teimosa. Portugal tem uma experiência simpática: mandou a austeridade às favas, e está indo de vento em popa. Com uma lei absurda de teto de gastos, nós institucionalizamos o aprofundamento da desigualdade. Já se notou que a austeridade recomendada é a dos pobres que têm pouco, e não a dos ricos que têm muito e ainda esbanjam?"


Ladislau Dowbor

22 de dezembro de 2018

(via Wilson Sasso)

sábado, 29 de dezembro de 2018


Descobri em data recente que existe no Brasil uma indústria muito lucrativa: Corrupção S/A. Nela a operações consistem em fingir o combate à corrupção. Só que os atos se restringem aos não sócios corporativos. Os acionistas se encontram em todos os setores do Estado e da Sociedade. Quando " o outro lado" comete deslizes, toda a companhia berra, exige punição exemplar, etc. Mas se é alguém interna corporis reina o silêncio cúmplice. A mesma indústria garante ministérios, cargos outros, verbas. E ademais prisão para os adversários. Recomenda-se ao novo ministro Guedes observar o funcionamento da tal empresa , aplaudida por juízes, promotores e tantos outros camaleões da vida pública . Corrupção S/A : uma forma de ascender social, econômica e politicamente no pobre Brasil . 

Roberto Romano



Os dias que se seguirão serão cáusticos, um caos de cadáver insepulto. A sensação que tenho é de estar num sem-tempo, num antifuturo. Contrariamente olho a minha volta café, signos pelas paredes do quarto, pilha de livros no criado-mudo, perfumes sobre a cômoda, colares pendurados na porta do armário, chapéus e travesseiros. Uma desconformidade, um incômodo desajuste entre luta-conquista-retrocesso, entre luta-liberdade-incerteza. Que tempo é esse que não se cabe nele, em que o quando é - onde?



Rita Alves


Paulo Ferraz

Em 27 de dezembro de 1938, provavelmente, morria Óssip Mandelstam, a caminho de um campo de trabalhos forçados. Segue aqui o famoso poema que está na raiz de sua desgraça, numa tradução que fiz há algum tempo (as imagens abaixo imagino que ilustrem bem o que ele passou nas mãos do Stalin):

&
Sem sentir o país sob os pés, vivemos,
Nossa fala é contida e sem extremos.
Mas onde quer que se cochiche apenas
O montês do Kremlin entrará em cena.
Seus dedos são grossas e gordas larvas
Mas certas, feito o aço, são suas palavras.
O bigode é uma risonha barata
Enquanto o brilho da bota arrebata.

Em meio a uma horda de pescoços finos,
Negaceia com favores aos cretinos.
Quem assobia, quem mia, quem choraminga,
Ele escolhe, balbucia e deixa à míngua.
Como ferraduras faz seus decretos,
Vai na virilha, no olho, no esqueleto,
Lembra execução, mas é uma festa
Que alegra seu largo busto de osseta.

Novembro, 1933




Isaura Accioli__________ O mesmo para a ditadura militar.

Claudio Daniel__________Convém situar o episódio no momento histórico: guerra civil no campo, entre as milícias de fazendeiros ricos e os comunistas, apoiados pelo Exército Vermelho; sabotagens nas fábricas, fomentadas pela oposição, cerco externo do imperialismo, e em seguida agressão nazista. Stalin teve de enfrentar a oposição interna, trotsquista e czarista, e preparar-se para a guerra externa. Óbvio que nesse contexto os opositores, poetas ou não, arcaram com a consequência de seus atos. O pulso firme de Stalin manteve o socialismo na URSS.

Раз Руха ______________a guerra civil terminou muito antes disto. o período é de coletivização forçada, camponeses exterminados em milhares; industrialização da urss por meio de uso de força de trabalho escrava = pres@s dos gulags. veja que hoje em dia, ao contrário do período soviético, é possível ter acesso às fontes históricas, à própria documentação da kgb que foi traduzida para as línguas como inglês ou francês etc. existem publicações que tratam do assunto. hoje em dia, defender o stalinismo ou é extrema ignorância, desconhecimento de fatos históricos, ou apologia aos genocídios. uma pena

Cândido Rolim__________ Stalin foi um traidor. A morte de Trotsky diz tudo

Claudio Daniel__________ Confira a outra versão, não-trotsquista, dos acontecimentos na URSS nas obras de Domenico Losurdo e Ludo Martens.

Paulo Ferraz ____________Há episódios no governo do Stalin que a própria URSS reconheceu que os limites do razoável foram ultrapassados. Não há como negar que o socialismo foi preservado, mas a que preço? Não se trata apenas do Trotsky mas praticamente todos os bolcheviques e outras tantas autoridades que pudessem de algum modo comprometer não o país mas o governo do Stalin (e aí se inclui os milhares de mortos na Ucrânia pela grande fome dos anos 30, deportações de comunidades/minorias étnicas inteiras). Minha impressão é a de que no final dos anos 30 a URSS estava fragilizada, tendo que pactar com a Alemanha e assim evitar uma derrocada. Óbvio que depois de 42 isso muda, e de algum modo devemos a paz depois de 45 ao exército vermelho. Sei lá, minha impressão é a de que um estado persecutório (e de persecutório a inquisitorial) nunca é uma boa solução.

Iuri Pereira____________ E nunca é.

Iuri Pereira _____________Você leu, claro, né Paulo?, mas vale lembrar aquele ótimo A geração que esbanjou seus poetas, do Jakobson.

Paulo Ferraz____________ Sim, Iuri, sim, é uma reflexão essencial sobre o tema, a burocracia estatal, o absurdo das perseguições, a visão tacanha do jdanovismo fez pouco caso de uma das mais importantes literaturas (e arte como um todo, né, pintores, músicos acusados de "formalistas", inimigos do povo) do século XX, nada que veio depois, com exceção de um Bulgakov, se aproxima dessa geração dos anos 10 e 20.

Paulo Ferraz ____________Conhece essa música do Shostakovitch, Iuri? É uma sátira à arte oficial da URSS

Claudio Daniel___________Sim, morreram milhares de fazendeiros ricos e suas milícias fascistas na Ucrânia. Hoje, eles estão no poder e fizeram na Ucrânia um regime neonazista.
 Revolução sem guerra civil e sem mortes não existe.

Paulo Ferraz ____________Talvez aí tenhamos que categorizar até quando vai a guerra civil e o que são fazendeiros ricos. No caso da guerra civil, em meados dos anos 20 os brancos já haviam sido vencidos, na década de 30 o processo de expurgo é dentro do próprio partido; em relação aos ucranianos, bem, fala-se em milhões de mortos, e não creio que fosse todos kulaks. No caso do Mandelstam, que sobre quem o post se referia, ele foi perseguido em razão de um poema, humilhado, torturado física e psicologicamente, foi obrigado a fazer uma ode ao Stalin para se retratar, enfim, até não suportar e morrer. Um poema, apenas um poema. E sabemos que há outros como Babel que tiveram o mesmo fim, ou o Maiakovski ou a Tzvetáieva que não suportaram ver no que seu sonho de comunismo estava se transformando. Mas enfim, debater é bom, já que podemos expor no que acreditamos.

Rubervam Du Nascimento ________Excelente tradução caro Paulo Ferraz. Importante a sua lembrança.Um poema de nossos dias. Um poema necessário para "não esquecer" que tempos piores virão. Veja a parafernália bélica q estão preparando para a posse do cara. Demonstração de força para meter medo na população tupiniquim. De quem não é idiota igual a Elles. Trata-se de uma claro aviso a qualquer tipo de resistência às atrapalhadas do "coiso", que serão muitas, não tenhamos dúvidas. Uma verdadeira merda seô, essa em q nos metemos. É triste! Como disse o Tarso, em 2019 não podemos nos dispersar.

Hilda Freitas Caramba__________ como a censura e a tortura a mordaça se emaranham



sexta-feira, 28 de dezembro de 2018

El hada triste (Ozna)




Erase una vez , una hada triste, vivía en el mundo de los hielos eternos y no le gustaba, Sabía que existían lugares donde el sol brillaba cada día y donde las flores tenían los colores del arco iris.
Su corazón las añoraba a pesar de nunca haberlas visto , añoraba el calor y el color , añoraba sentir la hierba bajo sus pies descalzos, el vuelo brillante de las mariposas .
Se sentía tan infeliz que no podía pensar en otra cosa y ni siquiera salía a ver sus dominios.
Una noche en la que aún el hada no dormía , un resplandor especial apareció en el cielo , al principio era solo una pequeña mancha luminosa, que creció y creció , pronto todo el espacio se lleno de color, verdes y violetas, azules , amarillos y rojos ,se entremezclaban armoniosamente y su luz arrancaba destellos del suelo helado como de un espejo.El hada miro al cielo y vio estrellas fugaces y luceros ardiendo ,estelas de colores y nubes transparentes.
Por primera vez en mucho tiempo ,el hada se sintió feliz y entendió que aquel era su lugar ,que cada rincón del mundo contiene sorpresas maravillosas ,que le gustaba la aurora boreal y el cielo estrellado de su país de hielo
Comprendió que muchas hadas jamás verían la belleza de la que ella ahora era testigo .
Ya no sentía tristeza por no conocer el color de las flores ,ahora sabía que las estrellas fugaces son como mariposas celestes y que los cometas se llevan lejos las añoranzas de las hadas tristes.

Julia Rubiera


Bellas miradas (ozna)


Julia Rubiera

Bellas miradas que enamoran
bellas miradas que acarician
bellas miradas que dotan
a los versos de palabras
que a nuestros sueños
les concede alas
Bellas miradas que gritan
lo que nuestro silencio guarda
Bellas miradas que dan voz
a nuestra alma
De una mirada nace el amor
con la mirado besamos el corazón
acariciamos el alma
Con una mirada abonamos la tierra
de ilusión, amor y esperanza.

               

Un bello ruiseñor (Ozna)


Julia Rubiera     


En un bosque frondoso
se encontraba un bello ruiseñor
llorando por haber perdido su cante
y de pena fenecería su amada en el nido
al no escuchar sus dulces trinos

¡¡¡ hada del amor ¡¡¡
¡¡¡ apiádate de mi sufrir¡¡¡
¡¡¡ devuélveme mi melodioso trinar¡¡¡
¡¡¡ no permitas que mi amor se muera¡¡¡
¡¡¡ que mi trino es para mi amada
el más bello de los versos¡¡¡ .

La luna y las flores
enamoradas del amor
su llanto convirtieron en viento
los luceros le abrazan
concediéndole su deseo
convirtiendo lo hermoso
en eterno

Se vuelve a escuchar en el bosque
al dulce enamorado ruiseñor
regalando a su amada
su bella y dulce canción
firmando con un beso
su amor eterno .


domingo, 23 de dezembro de 2018


Cada vez que decifro uma dessas anotações,
admiro-me que um vestígio há muito desaparecido
no ar ou na água permaneça visível aqui no papel.
Naquela manhã, quando fechei cuidadosamente a capa
marmórea do diário de bordo, ponderando a
misteriosa sobrevivência da palavra escrita (...)

W. G. Sebald

quinta-feira, 6 de dezembro de 2018


Escreve-se por excesso ou por lacuna. No primeiro caso, a vida extrapola a vida e é necessário pôr este plus no papel. A vida transborda e este transbordamento vira literatura. É o caso de Rimbaud, de Pagu e Oswald, dos beats... No segundo, escreve-se porque "a vida só não basta", como disse Pessoa. Nesse caso, escreve-se para se criar outros mundos ou para suprir este mundo das coisas que faltam. O melhor exemplo é o próprio Pessoa. Mas todos os românticos e os simbolistas, e boa parte dos modernos, podem ser colocados aí. A vida é pouca, é insuficiente, e se escreve para preencher esta falta, este vazio. Mas tanto num caso como no outro não há coincidência entre vida e literatura. Sempre há uma assimetria, uma não-identidade. Superávit ou déficit. A literatura nasce dessa incontornável dissonância.

Otto Leopoldo Winck

Há de chegar este dia


Na perspectiva da história de longa duração já fomos dominados por tropas de ocupação internas com forças externas algumas vezes. Somos o que somos em termos de Estado, sociedade e território com estes acontecimentos dramáticos, que sempre provocaram nossas reações e grandes saltos de qualidade e quantidade na nossa organização política. Citaria a conquista e ocupação islâmica, árabe e berbere, muito importante, provocando a Reconquista (800-1200) e a formação do primeiro Estado Medieval, o território do Ocidente Ibérico foi o primeiro espaço pós-islâmico e o protótipo de um novo Estado Etnonacional Europeu, Ibérico e Português. Outra ocupação foi a derrota em Alcácer-Quibir e a entrega de 1580, com as posteriores Guerras Holandesas e Espanholas, muito decisivas, nos séculos 17, a conquista do imenso território do Estado do Brasil reconhecido pelo Tratado de Madri, somente em 1750. Outro episódio foram as Guerras Napoleônicas, uma grande onda, a transferência da capital e da monarquia para o Rio de Janeiro, a subsequente Independência depois do lamentável fracasso do Reino Unido. Em todas as ocorrências tivemos chefes políticos e militares com apoio popular para lutas e confrontos longos, desgastantes, incorporando muito dos que nos derrotaram antes e finalmente sendo vitoriosos na derrota dos ocupantes externos e internos, mas vitórias provisórias e com ciclos de novas dependências, que somente serão quebrados com uma verdadeira libertação e emancipação, o que ainda não ocorreu. Darcy Ribeiro nos interpretava como uma "Nova Roma", saqueamos e pilhamos ameríndios, fomos o maior importador e sequestrador de seres humanos da África e somente quando os ex-escravos e seus descendentes assumirem a luta pela liberdade, igualdade e fraternidade nos tornaremos a Grande Nação, com plenos direitos humanos, sociais, políticos, educacionais, culturais e ambientais a que estamos destinados pela nossa grande e longa história no mundo. Há de chegar este dia.
Ricardo Costa de Oliveira