Cuando estamos en el señor verano del amor, es cómo estar en
el desierto del corazón.
Por eso hay que estar siempre en las primaveras universales
del Romanticismo para que no haya resequedad en las felicidades del amor y las
del corazón.
.
Un verano árido sin abono es cómo no tener sentimientos en
el alma.
Unos dirán, pero yo ando sólo y mi verano no es triste sino
desolado.
Un verano triste y desolado, pero tienes aguas que te llegan
al alma de vez en cuando a darle vida al corazón.
Y él corazón es un laberinto que sabe acumular para regar
por dentro más de una felicidad.
Maxmiliano Rios Duran
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