quinta-feira, 29 de maio de 2014

Gustavo Caso Rosendi

Uno se lanza a escribir como si se tirara a un río.
Sólo basta una palabra para que el naufragio nos lleve al remolino.
Pero no se trata de saber nadar, sino, de saberse ahogado.

El último manotón es lo que cuenta.

Nenhum comentário: