sábado, 12 de dezembro de 2015

Plegaria al sol



¡Oh, sol, eterna luminaria,
riente en el nido y el portal
de los palacios, incendiaria
chispa que fulges inmortal!;

¡oh, tú el del fuego innumerable,
que brillas en el universo
y traspasas la sombra insalvable
dando luz al cautivo allí inmerso!;

que bendices, fecundas y puedes
despertar al arbusto dormido;
que de lo alto, en redes de oro,
tienes los mundos suspendidos.

Tu esplendor dulce y bienhechor
crea calor, dilata el día;
pero no tiene, yo diría,

la fuerza de un rayo de amor.

Ramón Emeterio Betances

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